"La Suma de Los Días".
Av. Francisco I. Madero, en pleno Centro Histórico de la Cd. de México.
Me acuerdo súper bien del día en que me encontré con este libro. Yo iba caminando sin prisa y súper tranquila por el centro histórico de la Cd. de México, después de haber salido de una tienda de libros con un ejemplar muy grueso que en la portada decía "Cometas en El Cielo" y todavía un buen rato después de haber recibido también una llamada muy linda de esas que te hacen sentir cerca, aunque estés a un mundo de distancia, y en la que me moría de la risa después de la advertencia: ¡Pará de comprarme cosas!...
Yo ya lo sabía, pero en ese tercer o cuarto viaje a la capital del país, yo ya estaba más que convencida de que el D.F, -entre otras cosas- era el paraíso de los libros... Frente a Bellas Artes, 3 ó 4 librerías en las que me sentí como niño en una tienda de juguetes; pero no fue hasta después de recorrer varias calles, algunos locales y hasta un tianguis ambulante en la calle donde los libros de todo tipo me invitaban a permanecer absorta y fascinada dentro de ese pequeño universo con aroma a tinta y a papel antiguo que resguarda otras historias más allá de las que las letras y palabras impresas cuentan; que fui a encontrarme de casualidad con "La Suma de Los Días", un libro de Isabel Allende.
Para nadie es un secreto que yo siempre he creído en que son los libros los que la mayoría de las veces son los que a ti te encuentran; y en este caso en particular, fue ese libro el que me vió y salió a mi paso entre esas calles. Lo compré en un puesto donde me costó mucho menos de lo que hubiera pagado aquí en Cd. Juárez, y me emocionaba la idea de sentir curiosidad por descubrir la historia que me contaría, por saber si me produciría las mismas emociones, sentimientos y reflexiones que cuando había leído "Paula" algunos años atrás.
Ese era el único antecedente que yo tenía sobre Isabel Allende, pero desde esa vez me encantó la manera como ella podía ser capaz de producir emociones a través de las palabras. Lo que nunca me imaginé fue que a pesar de que en aquella ocasión regresé a casa con la maleta llena de libros; el calendario tendría que dar dos vueltas completas, lapso en el que estuve leyendo varios de los libros que compré en ese viaje (y algunos otros que me regalaron); y entonces "La Suma de Los Días", esperó pacientemente en la penumbra de un librero y con su empaque intacto, hasta que el futuro lejano, como siempre terminó por convertirse en presente; un presente que llegó hasta el 3 de octubre del 2010.
En esta etapa reciente de mi vida, los libros para mi son como una especie de pase mágico que me permite viajar a través del tiempo o encontrar un pasadizo secreto que me permite escapar por un rato del mundo real e incluso olvidarme por completo de quien soy yo.
Después de un viaje al pasado por distintas etapas de la historia de este país en el que he nacido, Isabel Allende me ofreció una historia sencilla, que yo me sentaba a escuchar con la voz de la imaginación, cada tarde a la hora de la comida, y en la que me atrapó describiendo el ritual que ella realiza cada 8 de Enero, que es la fecha en que siempre comienza a escribir un libro.
A partir de ese día, el libro de esta escritora se convirtió en mi única compañía durante esa pequeñísima parte del día en que puedo desconectarme un poco de todo lo que me rodea. Al principio era como asistir cada tarde a una cita imperdible en el parque, donde me sentaba a comer manzanas sin prisa, mientras las páginas me iban revelando una historia, que me daba la impresión de ser una, dentro de muchas otras; y que a medida que avanzaba en las páginas; no sólo me atrapaba cada vez más por la facilidad con la que podía imaginarme todo; sino porque a la hora de volver al mundo real para cumplir con mis obligaciones; me costaba muchísimo trabajo y aparte me quedaba pensando durante el resto del día en cosas que había leído en el libro y me llevaban a cuestionarme cosas relacionadas con mi propia vida.
A veces escribía ahí mismo en el diario sobre eso... Hubo por ejemplo una tarde en que regresé a mi trabajo preguntándome: ¿si existirán las almas viejas?; si las personas que queremos con toda el alma (independientemente de si se quedan o no para siempre en nuestra vida); ¿vendrán acompañándonos desde otro espacio y tiempo?; y eso me encantó; porque por lo menos durante esa semana pensé en la poquita gente que está a mi cercana y agradecí por eso; pero lo más curioso es que pude ver a cada persona que en el transcurso de esos días se cruzaba a mi paso, de una manera diferente...
Por las mañanas, con el peso sobre el hombro de mi diario y el libro de Isabel; miraba a cada persona que de camino al trabajo veía en la calle; esperando reconocer en la mirada de alguna de ellas, un alma como esas de las que Isabel hablaba; mientras al mismo tiempo me cuestionaba si yo podría tener la capacidad para descubrir y reconocer a alguien así.
Creo que es la primera vez que me cuesta trabajo resumir de que trata un libro que he leído... Para mi "La Suma de Los Días" fue como descubrir una historia dentro de muchas otras; e imaginarme el camino de ida y de regreso en el que alguien importante para mi lo leyó; las cosas que quizá pasaron por su mente; mientras al mismo tiempo me sentí tan identificada con esa forma tan cálida de escribir cartas para contarle a alguien lo que sientes, todo lo que te pasa y lo que piensas; de la misma manera en que Isabel lo hace en este libro con su hija Paula.
En ese sentido fue como reencontrarme con esa historia que me movió tanto por dentro; me encantó leer la historia sobre un milagro que se materializó en una niña; de los viajes y las anécdotas que dieron pauta para otros libros que ella ha escrito; la risa y lo divertido que encontré la forma como ella describió el trabajo que realizó un equipo de producción que alguna vez llegó hasta a su casa con una camioneta llena de equipo, con la intención de grabar un especial (porque así llegamos nosotros en la productora e invadimos las casas y hacemos tiradero); el ritual para desprenderse de lo que te hace daño o no pudo ser; de lo hermoso que es seguir recordando y haciendo parte de tu vida a quienes ya no están presentes físicamente; además de la nostalgia en las primeras páginas -y también en las finales- cuando Isabel describe muy bien lo que se siente dormir al lado de la persona que más amas. Algo que sé muy bien para mi va a ser muy difícil poder volver a experimentar otra vez (quizá hasta dentro de una vida).
¡En fin!, valió la pena la espera... Y gracias a este libro, el parque, "mi parque" sigue siendo un lugar tan mágico... Está lleno de recuerdos, pero también de las historias y los personajes que he descubierto en el presente y que tal vez más adelante (no sé cuanto tiempo tenga que pasar para eso); regresaré para compartir aquí...
Por último, me quedo con un montón de frases, que me robo y hago mías de este libro. Con esas ganas de algún día poder escribir una historia que toque así la vida de otras personas o que por lo menos pueda ser un boleto de acceso para soñar con los ojos abiertos sin despegar los zapatos del suelo; una compañía al final del día; pensamientos transformados en historia que perdure a través del tiempo y que siempre exista alguien que la quiera descubrir.
Pienso también en las ganas que tengo de leer más libros de Isabel Allende, de seguir escribiendo cartas (me dio mucha felicidad saber que no soy la única persona que hace y le da tanto valor a eso); en la propia "Suma de Los Días" que conforma la existencia de cada uno de nosotros... Somos afortunados por vivir cada cosa, pero algunos tenemos más suerte, porque tenemos la capacidad de atrapar pedacitos de vida en trozos de papel.
Aquí algunas de las frases más padres del libro:
- "Mi vida es como una novela, me respondió. Todas las vidas pueden contarse como una novela, cada uno de nosotros es el protagonista de su propia leyenda".
- "En estos años sin ti, he aprendido a manejar la tristeza, a hacerla mi aliada. Poco a poco tu ausencia y otras pérdidas de mi vida se van convirtiendo en una dulce nostalgia. Eso es lo que pretendo en mi tambaleante práctica espiritual: deshacerme de los sentimientos negativos que impiden caminar con soltura".
-"La tristeza se manifestaba en las noches en vela, la ropa oscura, el deseo de vivir en una cueva de anacoreta y la ausencia de inspiración. Llamaba a las musas en vano. Hasta la musa más zarrapastrosa me había abandonado. Para alguien que vive para escribir y vive de lo que escribe, la sequía interior es aterradora".
- "Hija, a este mundo se viene a perderlo todo. No cuesta nada desprenderse de lo material, lo difícil es soltar los afectos"... (¡Tómala pedradón!).
- "La escritura es como el ilusionismo: no basta con sacar conejos de un sombrero, hay que hacerlo con elegancia y de manera convincente".
- "A Dios lo han secuestrado los hombres. Han creado unas religiones disparatadas, que no entiendo como han sobrevivido durante siglos y siguen expandiéndose. Son implacables, predican amor, justicia y caridad, y para imponerlas cometen atrocidades".
- "La alegría es sospechosa"...
- "Al final, después de alivianar las cargas y sacar las cuentas, resulta que lo único que queda es el cariño".
¿Imaginaste alguna vez que tocarías a tanta gente?... Es la pregunta que en una parte del libro, Isabel le hace a su hija Paula... Pero creo que tal vez esta mujer no se imagina lo que es capaz de producir con sus letras y sus historias, incluso mucho tiempo después de que ya las escribió... En resumen, me encantó el libro y me encantaría algún día poder escribir así.
Comentarios
cuidate y saludos
Si está muy padre el libro, es la historia de su familia, pero te envuelve la manera como cuenta todo.
Yo de ella nada más he leído el libro de Paula (que sigue siendo mi favorito) y después de este de Saramago tengo muchas ganas de leer la trilogía del Reino del Dragón de Oro.
Si cómprate el libro, vale mucho la pena.
Este libro es tal cual el título, el día a día y las cosas que te pasan en este recorrido llamado: vida.
¿Qué chido que alguien te pida permiso para contar su vida no?... Bueno la mía sería muy aburrida, más si la contara yo.
Por otro lado fue lindo eso de ¡Pará de comprarme cosas! (eran otros tiempos... No cabe duda).
Desde aquí te mando un abrazo enorme, y cuídate, estamos en contacto. :)
Yo pienso igual!
Soy fanatico de la forma de escribir de Allende, he leido todos sus libros!! Tpooooodos!
que agradable leerte!