Un día extraordinario...
Cuando siento mis pies, cuando siento mis manos, cuando me encuentro en mi ser, es cuando sé que este no es un día normal. Es un día extraordinario.
Y es que caminar del estudio a la cocina es una proeza. Eso pensé el otro día en un breve lapso de cordura, cuando iba por un vaso con agua. De repente me dije: Facundo Cabral tenía razón en decirnos que no estábamos deprimidos sino distraídos de la vida, porque en verdad que parece ser nuestra naturaleza el olvidarnos de lo más importante: vivir.
Y es que en ese ratico me di cuenta, de otra manera, que vivir no es contar todos los problemas, e intentar resolverlos desesperadamente. Vivir es estar en el propio cuerpo, hacer presencia, sentir los pies cuando se mueven en pequeños o grandes espacios, sentir las manos con las que podemos hacer miles de cosas, sentir la piel con la que vestimos nuestro interior, sentir el agua atravesando nuestras entrañas, encontrarnos en esos segundos tan breves, tan pasajeros, tan casi inexistentes.
Justo ahora estoy sintiendo lo que digo y noto mis manos tecleando las palabras que parecen venir de algún lugar, directo hacia ellas para después viajar a donde estás tú. Entonces sé que así quiero permanecer, que así me gusta vivir, que tiene sentido el hecho de que te lo pueda transmitir.
Y estas palabras no son para todos los corazones. Se necesita de cierta preparación, disposición, apertura y necesidad. ¿Necesidad? Sí. De querer dejar atrás los viejos hábitos, esos que no nos pertenecen, esos que heredamos. Y de repente llega ese instante en el que sólo sabes que quieres hacerlo y lo haces. Comienzas a existir.
Me gusta mucho esa frase que veo danzando por ahí:
Siento, luego existo.
Porque la vida no ha de ser pensada, sino sentida.
Gracias por leerme. Un te amo con alas.
-Vivi Cervera-
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¡Nos leemos pronto!
Comentarios
Es verdad, debemos persibir el dia a dia, como algo maravilloso, no importando las dificultades, agradecer por la posibilidad de contemplar un amanecer cuando algun recuerdo nos impide dormir, o un atardecer cuando nuestro corazon no deja de añorar a esa persona especial que se extraña, solo saber que la oprtunidad que Dios nos da de seguir respirando, amando, soñando, ver pasar las estaciones del año, encontando un momento a solas con nuestra esencia, y lo mas importante, estar concientes que nuestra felicidad depende de cada uno, no de algunas situaciones o personas, la felicidad es de nuestra piel hacia adentro.....Te mando un abrazo.....
Boni.