Primera y Última Página...
Sábado 31 de enero... Media noche... En el umbral de un mes a otro... Estoy en silencio en mi cuarto, pensando en que ha pasado una eternidad desde la última vez en que estuve aquí.
En ese lapso han pasado infinidad de cosas, pero lo primero que viene a mi mente en el instante mismo en que plasmé la fecha de este escrito, es una especie de proyección imaginaria en la que visualizo el ayer y el hoy.
Antes de que existiera este espacio, yo jugaba a imaginar historias... No tenía ni la menor idea de todo lo que sucedería, pero lo único que si tenía claro cuando pensaba en una época futurista más allá del año 2000, era el hecho de que (según yo), en esa era los autos serían voladores, los robots nos habrían simplificado la vida y yo sería una mujer casada, con hijos y con zapatos de tacón... No sé porque siempre imaginaba eso.
Hoy, aquí es el presente. Ese futuro que imaginaba en nada se parece a lo que en mi mente visualizaba. Los autos aún no vuelan, si existen ya los robots, pero aún no caminan por las calles ni acompañan a la gente, y aunque la diferencia entre la mujer y la niña que yo era, es abismal, de alguna manera el presente y el pasado siguen en absoluta conexión a través de mi imaginación y la tinta y el papel.
El tiempo es sólo algo cuantificable y para nosotros los humanos siempre ha sido un sueño imposible poder transgredirlo... Quizá eso algún día suceda y tal vez a mi ya no me toque verlo; pero en esta etapa en que los pensamientos y los sueños viajan a a la velocidad de un Megabyte y empleando tecnologías que en unos cuantos años serán tan rudimentarias y obsoletas como para nosotros es ahora un telegrama o un correo ordinario; sin tener noción alguna de las leyes de la física, sé que la única manera que como simples mortales tenemos para atrapar y detener el tiempo, es sólo a través de las imágenes y los recuerdos...
Quizá para ti sea igual... En este instante tú y yo detenemos de alguna manera su avance y nos comunicamos por medio de las letras y las palabras... Ahora, si tu imaginación es tan extensa e inquieta como la mía; podré pedirte que imagines que ese lapso entre el día que finaliza el primer mes de un año, de este futuro que ya es ahora, y al mismo tiempo da pauta para el comienzo de uno nuevo, visualices tal como si fuera una proyección simultánea lo que fuiste hace algunos años atrás y también lo que eres hoy.
Estoy segura que tienes clarísima la imagen de ambos momentos, e incluso entre un punto y otro eres también capaz de visualizar todo lo que perdiste, lo que has ganado, las personas que llegaron, las que por alguna razón ya no están y también las que te siguen acompañando desde entonces y permanecen cerca de ti a la distancia de tu brazo extendido.
No se trata de comparar, ni tampoco de dejar escapar un poco de aire desde el alma en forma de suspiro en añoranza por los tiempos ya pasados... Tampoco se trata de cuestionar si te gusta o no te gusta la forma como te ves ahora... Porque puede ser posible que aunque la imagen que proyectas en este instante no sea de tu completo agrado; así como tú eres el único responsable de eso, tienes también en tus manos la posibilidad de cambiar.
El futuro no es un punto lejano, una meta a alcanzar ni un destino final al que llegarás algún día. El futuro te sucede todos los días, lo construyes a base de tus decisiones buenas y malas; mientras lo matizas con las tonalidades que revisten tu alma, con ese amor o egoísmo que de forma consciente o no das a los demás...
En el último día que da fin al primer mes del año número XV de un nuevo siglo: ¿Qué mensaje le darías a los demás, pero sobre todo a ti mismo?
No hace falta hablar... En el silencio es perceptible tu propia respuesta... Si no te gusta, todo camino es rectificable. La vida es hermosa y este mundo es un lugar grandioso y así como el tiempo es un elemento tan relativo, aprovecha todos y cada uno de los días en que puedas respirar...
Te acompaño en el camino para continuar contándote historias.
En ese lapso han pasado infinidad de cosas, pero lo primero que viene a mi mente en el instante mismo en que plasmé la fecha de este escrito, es una especie de proyección imaginaria en la que visualizo el ayer y el hoy.
Antes de que existiera este espacio, yo jugaba a imaginar historias... No tenía ni la menor idea de todo lo que sucedería, pero lo único que si tenía claro cuando pensaba en una época futurista más allá del año 2000, era el hecho de que (según yo), en esa era los autos serían voladores, los robots nos habrían simplificado la vida y yo sería una mujer casada, con hijos y con zapatos de tacón... No sé porque siempre imaginaba eso.
Hoy, aquí es el presente. Ese futuro que imaginaba en nada se parece a lo que en mi mente visualizaba. Los autos aún no vuelan, si existen ya los robots, pero aún no caminan por las calles ni acompañan a la gente, y aunque la diferencia entre la mujer y la niña que yo era, es abismal, de alguna manera el presente y el pasado siguen en absoluta conexión a través de mi imaginación y la tinta y el papel.
El tiempo es sólo algo cuantificable y para nosotros los humanos siempre ha sido un sueño imposible poder transgredirlo... Quizá eso algún día suceda y tal vez a mi ya no me toque verlo; pero en esta etapa en que los pensamientos y los sueños viajan a a la velocidad de un Megabyte y empleando tecnologías que en unos cuantos años serán tan rudimentarias y obsoletas como para nosotros es ahora un telegrama o un correo ordinario; sin tener noción alguna de las leyes de la física, sé que la única manera que como simples mortales tenemos para atrapar y detener el tiempo, es sólo a través de las imágenes y los recuerdos...
Quizá para ti sea igual... En este instante tú y yo detenemos de alguna manera su avance y nos comunicamos por medio de las letras y las palabras... Ahora, si tu imaginación es tan extensa e inquieta como la mía; podré pedirte que imagines que ese lapso entre el día que finaliza el primer mes de un año, de este futuro que ya es ahora, y al mismo tiempo da pauta para el comienzo de uno nuevo, visualices tal como si fuera una proyección simultánea lo que fuiste hace algunos años atrás y también lo que eres hoy.
Estoy segura que tienes clarísima la imagen de ambos momentos, e incluso entre un punto y otro eres también capaz de visualizar todo lo que perdiste, lo que has ganado, las personas que llegaron, las que por alguna razón ya no están y también las que te siguen acompañando desde entonces y permanecen cerca de ti a la distancia de tu brazo extendido.
No se trata de comparar, ni tampoco de dejar escapar un poco de aire desde el alma en forma de suspiro en añoranza por los tiempos ya pasados... Tampoco se trata de cuestionar si te gusta o no te gusta la forma como te ves ahora... Porque puede ser posible que aunque la imagen que proyectas en este instante no sea de tu completo agrado; así como tú eres el único responsable de eso, tienes también en tus manos la posibilidad de cambiar.
El futuro no es un punto lejano, una meta a alcanzar ni un destino final al que llegarás algún día. El futuro te sucede todos los días, lo construyes a base de tus decisiones buenas y malas; mientras lo matizas con las tonalidades que revisten tu alma, con ese amor o egoísmo que de forma consciente o no das a los demás...
En el último día que da fin al primer mes del año número XV de un nuevo siglo: ¿Qué mensaje le darías a los demás, pero sobre todo a ti mismo?
No hace falta hablar... En el silencio es perceptible tu propia respuesta... Si no te gusta, todo camino es rectificable. La vida es hermosa y este mundo es un lugar grandioso y así como el tiempo es un elemento tan relativo, aprovecha todos y cada uno de los días en que puedas respirar...
Te acompaño en el camino para continuar contándote historias.
Comentarios
Saludos!!!