Un post homenaje para Marie y Roxette.
La primera vez que yo escuché a Roxette, fue una vez que mi hermano llegó a casa con un cassette en cuya portada se leía "Look Sharp" y era como un pedazo de recorte de periódico en el que aparecía una mujer rubia rodeada de mucha gente y fotógrafos como si fuese toda una celebridad.
Era la época en la que él ya trabajaba y por ende se compraba la música que quería; y aunque hasta el día de hoy nunca se me ha ocurrido preguntarle donde fue que él escuchó a este maravilloso dueto sueco, lo importante aquí es que a partir de ese día, ese cassete se volvió de batalla en casa y yo quedé fascinada con su música para siempre.
Yo no sé explicar bien a ciencia cierta si fue la música, las letras tan profundas y al mismo tiempo tan llenas de simplicidad, que en conjunción con la voz de Marie Fredriksson, propiciaron que en una época donde el rap y la música electrónica empezaba a predominar la escena musical, los sonidos, producto de la genialidad de ella y Per Gessle, obvio nos llevaron a seguir comprando los cassettes de sus producciones posteriores.
Desde que tenía 12 ó 13 años, yo ya sabía que el pop iba a ser mi género musical favorito para toda la vida; y ya en plena década de los 90's, que fue cuando comenzamos a escuchar a Roxette en casa, gracias a ellos comenzaría una tradición invaluable y al mismo tiempo tan divertida entre mi hermano mayor y yo, que consistía en que él me traducía las canciones a la par de que las canciones iban sonando y nos moríamos de la risa porque por ejemplo, ellos tienen un tema que se llama "Crash, Boom, Bang"; que obvio no se puede traducir de forma literal y en la voz de mi hermano intentando igualar la de Marie (guardando las distancias), me hacía llorar de risa.
"Church of Your Heart" fue la segunda canción en inglés que me aprendí; pero la primera que lo hice por gusto. Gracias a esa etapa en la que mi hermano ya en serio me traducía las letras de las canciones -sobre todo las baladas- que me volví todavía más fan.
Ya pasaron muchísimos años... Treinta, sino es que más, y aunque este post lo debí haber escrito hace 4 días atrás, un poco a destiempo mi homenaje muy personal para Marie es a través de estas memorias, que supongo deben ser muy similares a las de otras personas que en otros lugares del planeta, más allá de si fueron alguna vez a algún concierto de ellos o los conocieron, habrán puesto a momentos y etapas de su vida sonidos y canciones de Roxette.
Siempre he pensado que la mejor manera de recordar a una persona que ya ha fallecido es precisamente a través de vivencias o momentos en los que nos hayan provocado una emoción o sonrisa, y en el caso de un MÚSICO, así en toda la extensión de la palabra, (como lo era Marie); es continuar haciendo sonar sus canciones en casa, de trayecto en el auto, siempre como parte de nuestra vida diaria y aunque haya pasado ya tanto tiempo de que las luces y los micrófonos se hayan apagado.
La noticia de su muerte de verdad me dejó un vacío extraño en el estómago, pero al mismo tiempo al reecontrarme con varias de sus canciones que me encantaban y que no he dejado de escuchar en todos estos años, no puedo evitar sonreír al pensar en que a la par de que no suenan antiguas aún en esta época, escucharlos siempre me pone de buenas y con una sensación placentera en el alma.
Es increíble como la complicidad y el genio creativo de dos grandes amigos que compartieron su pasión y talento, puede trascender más allá de la vida, y al mismo tiempo trastocar la vida de millones de personas en distintos puntos del planeta donde ni Per ni Marie imaginaron algún día podrían llegar.
Antes de finalizar y dejarlos con una de sus canciones más emblemáticas, quiero compartir como anécdota final, que los cassetes que aparecen en la foto que encabeza este post homenaje, mi hermano los compró también, y pensando en que los primeros que tuvimos del grupo terminaron deteriorados no sólo por el uso, sino por descuido personal de él, este par me los dio a guardar a mi, pensando en que yo soy mucho más cuidadosa y delicada con mis cosas; y a la par de olvidar que yo los tenía, no se equivocó y fue como sobrevivieron hasta entonces entre la colección de mis cosas más preciadas... Justo así es como me imagino que debe preservarse la música y el legado de Roxette.
"Church of Your Heart" fue la segunda canción en inglés que me aprendí; pero la primera que lo hice por gusto. Gracias a esa etapa en la que mi hermano ya en serio me traducía las letras de las canciones -sobre todo las baladas- que me volví todavía más fan.
Ya pasaron muchísimos años... Treinta, sino es que más, y aunque este post lo debí haber escrito hace 4 días atrás, un poco a destiempo mi homenaje muy personal para Marie es a través de estas memorias, que supongo deben ser muy similares a las de otras personas que en otros lugares del planeta, más allá de si fueron alguna vez a algún concierto de ellos o los conocieron, habrán puesto a momentos y etapas de su vida sonidos y canciones de Roxette.
Siempre he pensado que la mejor manera de recordar a una persona que ya ha fallecido es precisamente a través de vivencias o momentos en los que nos hayan provocado una emoción o sonrisa, y en el caso de un MÚSICO, así en toda la extensión de la palabra, (como lo era Marie); es continuar haciendo sonar sus canciones en casa, de trayecto en el auto, siempre como parte de nuestra vida diaria y aunque haya pasado ya tanto tiempo de que las luces y los micrófonos se hayan apagado.
La noticia de su muerte de verdad me dejó un vacío extraño en el estómago, pero al mismo tiempo al reecontrarme con varias de sus canciones que me encantaban y que no he dejado de escuchar en todos estos años, no puedo evitar sonreír al pensar en que a la par de que no suenan antiguas aún en esta época, escucharlos siempre me pone de buenas y con una sensación placentera en el alma.
Es increíble como la complicidad y el genio creativo de dos grandes amigos que compartieron su pasión y talento, puede trascender más allá de la vida, y al mismo tiempo trastocar la vida de millones de personas en distintos puntos del planeta donde ni Per ni Marie imaginaron algún día podrían llegar.
Antes de finalizar y dejarlos con una de sus canciones más emblemáticas, quiero compartir como anécdota final, que los cassetes que aparecen en la foto que encabeza este post homenaje, mi hermano los compró también, y pensando en que los primeros que tuvimos del grupo terminaron deteriorados no sólo por el uso, sino por descuido personal de él, este par me los dio a guardar a mi, pensando en que yo soy mucho más cuidadosa y delicada con mis cosas; y a la par de olvidar que yo los tenía, no se equivocó y fue como sobrevivieron hasta entonces entre la colección de mis cosas más preciadas... Justo así es como me imagino que debe preservarse la música y el legado de Roxette.
Descanse en paz Marie Fredriksson y larga vida a las letras y sonidos de Roxette.
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