Sin mucho que decir...
Un par de minutos después de la 1 de la madrugada, casi en la recta final de las vacaciones de Semana Santa y recién me siento frente al teclado para escribir.
Hay cosas que contar, nada relevante, si acaso una o dos cosas demasiado simples, como el hecho de haber visto a un chico por la noche rescatar un gato de la calle, y una tarde de regreso a casa un sol inmenso, como nunca antes lo había visto en mi vida y que desvaneció por completo el cansancio y los pensamientos relacionados con los pendientes previos a los días de vacaciones.
Sigo atrapando historias... Algunas propias, otras que suceden alrededor de mi y que no escribo porque aún no tengo idea de como hacerlo o porque simplemente me quedo pensando en que no me pertenecen, sé que infinidad de veces en otros días de otro tiempo las he tomado prestadas para materializarlas en letras; y aunque sé que a cada una le llega su momento y que escribir es algo que me apasiona desde que aprendi lo que se puede expresar con las palabras; en todos y cada uno de estos días en que por fin ha habido más tiempo para disfrutar y menos para las responsabilidades y obligaciones, he dejado esa pasión de lado para dedicarme sólo a vivir.
Mis días han estado llenos de pensamientos, de silencios, de sonrisas llenas de complicidad, de música, un par de libros nuevos que se han sumado a la larga fila que ya tengo, y que no obstante eso hacen que la posibilidad de las madrugadas futuras se convierta en algo emocionante y especial.
La mayoría de mis días son bastante ocupados y es un contraste curioso tener por fin algunos aspectos de mi vida en un nivel estable, sentirme contenta con el trabajo y todo lo que estoy aprendiendo (a pesar del camino recorrido a nivel profesional); pero al mismo tiempo, por dentro, estar buscando algo, con esa curiosidad de siempre y con inmensas ganas de aprender.
Si es verdad que mi mente a veces deambula y permanece algunos momentos en instantes del pasado, y aunque hay cosas que no han vuelto a ser de la misma forma, hay cosas que tengo clarísimo ya no quiero repetir. He pensado también mucho en el blog, y es la primera vez en mucho tiempo que me he cuestionado la posibilidad de dejarlo en silencio, pero aunque por ahora no pueda dedicarle tanto tiempo como en realidad quisiera, sé que a la larga terminaría por extrañarlo, porque es una parte esencial de mi.
Es poco más de la mitad del 4to. mes del 2025 y aunque hay algunos planes, he aprendido a vivir sin expectativas. Por lo pronto quedan todavía unos cuantos días libres y hay que aprovechar el tiempo al máximo, antes de volver de nuevo aquí para escribir.
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