Migración desde la Tercera Persona del Singular (PARTE IV)
...Tal como yo lo intuí, la camioneta de la Guardia Nacional se detuvo exactamente donde estábamos nosotras, y de inmediato se bajó uno de ellos para empezar a establecer una conversación llena de cuestionamientos.
-Buenas tardes señoritas... ¿Qué hacen aquí?
-De paseo señor, (me apresuré a contestar yo)-
-¿Ah si?, ¿Son de aquí? (preguntó en tono tendencioso como queriendo confirmar una respuesta que era por demás evidente).-Yo si, señor, toda mi vida he vivido aquí, mi Amiga es de Guatemala.
-Mhhh... Ahora entiendo... Ella se quiere "Pasar al otro lado", usted no.
Ambas guardamos silencio y el soldado comenzó a hablarnos en tono serio y un tanto cargado de coraje y resentimiento.
-Yo te recomiendo que no lo hagas, porque por GENTE como TÚ, (enfatizó de manera especial en esa frase) nosotros estamos lejos de nuestras casas y nuestras familias. Además si te cruzas como ilegal lo único que va a pasar es que te van a asaltar, te van a quitar el celular y lo poco que traes, te van a meter en un centro de detención quien sabe por cuando tiempo y al final te van a deportar por otra frontera más lejos... Eso si tienes "Suerte"; pero en el peor de los casos yo voy a ser quien te va a venir a recoger cuando te dejen botada muerta a mitad del río.-
Ligia no dijo nada. Todo lo que El soldado comentó era algo que infinidad de veces ella y yo habíamos hablado desde mucho antes de que ella viniera a Cd. Juárez, pero ninguno de esos argumentos, ni mucho menos toda la travesía que ya había experimentado desde Chiapas la hizo desistir de su idea.
En este espacio hago un paréntesis para comentar que precisamente durante el viaje de Chiapas hasta Ciudad Juárez, fue la misma Ligia quien me compartió que una chica que estaba en la fila para obtener el permiso en forma de credencial permanente para poder desplazarse y permanecer durante un año en cualquier parte del territorio Nacional fue violada, y también en el trayecto, un camión que iba detrás del de ella, en Nuevo León fue detenido por la misma Guardia Nacional y bajaron a todos los migrantes que viajaban a bordo, sin importar que muchos de ellos trajeran ese codiciado permiso en mano... Dejándolos a su suerte en la carretera.
Todo esto vino a mi mente cuando el soldado, en su intento de "persuación", o mejor dicho: intimidación dirigida hacía mi amiga, intentaba convencerla para no cruzar de manera ilegal.
Ligia por su parte lo escuchó sin inmutarse, ni mostrar la mínima pizca de duda o temor, mientras a mi me caía el 20 de lo imprudente que había sido acercarnos hasta ahí, porque aunque en teoría no estábamos haciendo nada malo y nos encontrábamos en el límite del territorio nacional, es bien sabido las arbitrariedades que tanto la policía como ellos cometen en infinidad de ocasiones y con la mano en la cintura, si hubiesen querido nos habrían subido a las 2 en la camioneta repleta de soldados y evidentemente habría sido otra la historia.
La verdad no recuerdo no como nos zafamos de la conversación... Tan sólo tengo muy presente que la actitud del soldado era una mezcla de resentimiento y hostilidad que impregnaba hasta sus comentarios referentes a la percepción de Ciudad Juárez, su gente y la comida que se acostumbra aquí.
Obvio no me iba a poner a debatir con él al respecto, los minutos se me hicieron eternos en lo que terminó la conversación y Ligia y yo nos alejamos de ahí hasta perdernos de nuevo entre los árboles y pinos del Parque Nacional Chamizal.
Pasaron un par de días más, y la famosa "Casa de Colores" seguía sin aparecer. El plan fue realizar una última búsqueda en la zona Centro y ya si no la encontrábamos veríamos que hacer.
Volvimos una tarde calurosa a recorrer de nuevo las calles de esa famosa zona en la ciudad, tomando como punto de referencia el área donde supuestamente nos habían dicho que era la nueva ubicación, pero no hubo ningun resultado. Todas eran casas normales, ninguna parecía albergue o algo por el estilo, y así tras varias cuadras y un montón de pasos terminamos al otro extremo de la zona indicada para la búsqueda.
Me acuerdo que yo le dije a Ligia que en la información que yo había buscando en internet no mencionaba ninguna dirección, pero que si problemente reiniciabamos la búsqueda en los alrededores de donde anteriormente había estado ese lugar esa sería probablemente nuestra última opción.
El sol calaba bastante y ambas ibamos caminando tratando de resguardarnos en una sombrilla, mientras al mismo tiempo ibamos planeando que cosa hacer durante los siguientes días en caso de que la famosa Casa de Colores no apareciera.
En eso estábamos, cuando al pasar por una callecita muy cercana a la Avenida 16 de Septiembre, vimos una casa de altos con un balcón en el que una chica con un maquillaje muy peculiar estaba aventando agua hacia afuera.
Ninguna de nosotras dijo nada, y seguimos de largo y todavía cruzamos hasta el otro extremo de la avenida principal, pero ya cuando íbamos a unas cuantas cuadras cerca del Monumento a Juárez, como por inercia ambas nos detuvimos porque pensamos exactamente lo mismo.
-Sí-
-¿Y si le preguntamos a ella para ver si sabe algo?
-¿Crees que ella sepa?
-Si, no sé, porque me late que ella nos puede orientar.
-¿Sabes que yo pensé lo MISMO?
Nos dio risa y sin dudarlo siquiera dimos media vuelta para desandar en el camino, retroceder las cuadras que ya habíamos avanzado hasta llegar de nuevo hasta esa casa de altos donde ya la chica había desaparecido del balcón.
Tocamos en una puerta enorme de madera y quien nos abrió fue la chica del maquillaje raro. Además de las líneas de color blanco padrísimas que adornaban sus párpados, sobre su hombro y tras la puerta entre abierta se observaba más gente que estaba junto a ella y parecían como artistas y pintores de alguna especie de colectivo, le preguntamos de inmediato si ella había escuchado o conocido algo referente a algún sitio para migrantes conocido como "Casa de Colores".
¡Bingo!, la chica de inmediato dijo que SI.
No dudó ni un segundo en darnos la dirección y fue cuando nos dimos cuenta de que aunque estábamos bastante CERCA, estábamos prácticamente como dice una canción fresa del desaparecido grupo "Kairo" (si, ese del que era integrante el "Mocho" de Eduardo Verástegui); y que en una estrofa describe perfecto lo que era nuestra situación en ese momento: "Dando palos de ciego, buscando El Norte en pleno Polo Sur"....
Esa misma tarde dimos con la oficina central de la "Casa de Colores"; que estaba situada en un edificio antiguo muy cercano a la Presidencia Municipal y también de manera estratégica a pocos metros del puente de la Av. Juárez. Ahí no había albergue. Hasta ese momento seguía siendo un gran misterio la ubicación, y la verdad la oficina se veía totalmente diferente a lo que yo había percibido en las notas de prensa de tiempo atrás.
Ligia entró a una entrevista con las personas que dirigian la famosa asociación y mientras yo esperé en una sala repleta de posters institucionales enfocados a la violencia de género, directorios de primeros auxilios y ayuda legal para migrantes, campañas de vacunación, etc.. Todo daba apariencia de una oficina tipo de gobierno en forma, con empleados en escritorios, una recepcionista, secretaria, y también mientras esperaba, vi a una familia de Hatianos que no hablaban nada de español, y que con su niña pequeña estaban también en esa sala esperando su turno para pasar a la oficina principal.
Ligia salió como 45 minutos después muy contenta, y me dijo que si la iban a ayudar, pero que la chica dirigente de la asociación le había pedido que la llevara al lugar donde se estaba quedado desde que llegó. (supongo que eso fue para comprobar que no estaba privada de su libertad o en manos de alguien que se dedicara a la "trata de personas", que es algo súper común en las personas migrantes).
Unos minutos después, esa persona salió acompañada de otras 3 para reunirse con nosotras en la parte exterior del edificio donde nosotras nos habíamos estacionado y todavía me dio un poco más de confianza que el auto que ellas abordaron para seguirnos hasta el depa que habíamos rentado estaba perfectamente rotulado como oficial.
Llegaron siguiéndonos hasta el fraccionamiento privado, entraron, conocieron, después hablaron con Ligia a solas otra vez, y pasados unos minutos, me pidieron que me reuniera con ellas en el área del parque privado que estaba a la vuelta del depa.
Ahí fue donde la muchacha dirigente de la "Casa de Colores" me dijo que tenían que llevarse a Ligia para poder empezar todo un protocolo legal, de salud y de evaluación médica y mental con el propósito de ayudarla a que pudiera pedir asilo politico en Estados Unidos y de esta forma poder ingresar de manera legal.
Si Ligia estaba de acuerdo, para mi lo indicado era apoyarla en su decisión y lo único que pregunté fue que donde iba a estar y si podía visitarla. Me dijeron que no y esa misma tarde, Ligia tomó sus pocas pertenecias, y se fue con ellas, mientras yo me encargaba de entregar el departamento y volver a mi vida normal.
Pasaron como un par de semanas más hasta que mi amiga volvió a dar señales de vida. Estaba recluida en un hotel que seguía en funcionamiento pero no abierto al público en general desde hacía muchos años, como en una especie de cuarentena post pandemia, y mientras los trámites de solicitud de asilo tomaban su curso, ella estaría unos días más en ese hotel y posterior a ello la trasladarían ya a la famosa y misteriosa "Casa de Colores"
A partir de ahí nuestro contacto fue intermitente, pero al mismo tiempo creo que pasaron menos de 2 meses hasta que en uno de sus mensajes de Whatsapp, Ligia me dijo que le habían aceptado la solicitud y tenía que presentarse en cierta fecha en el puente de cruce international.
Eso representaba su despedida formal de territorio Mexicano y un paso súper importante para lograr su sueño y terminar esa famosa travesía que millones de personas extranjeras han realizado una y otra vez a lo largo de los años en busca de una mejor vida.
Nos volvimos a ver un par de días antes de eso. Ahí descubrí que la famosa "Casa de Colores" no era un albergue en un sólo lugar. Ligia estaba con chavos y chavas de otros países en un fraccionamiento bastante bueno y privado, en lo que ellos llamaban como en tono de broma como una especie de Big Brother.
La asociación les pagaba todos los gastos, y obvio si podían salir, esa fue de la manera como pudimos reunirnos una última vez.
Ligia me agradeció todo lo que había hecho por ella y yo le auguré la mejor de las suertes. Esa fue la última vez que nos vimos y para ya no hacer esto tan largo, sólo puedo decir que muy poco tiempo después Ligia ya estaba en alguna parte del estado de Texas, de manera legal, trabajando en un hotel, con ciertas restricciones debido a su permiso legal (no podía salir de ese estado, obvio debia llevar un buen comportamiento) y esperar a que el gobierno de Estados Unidos evaluara en el año 2025 su situación nuevamente para determinar si eran renovables los documentos que le permitían permanecer en ese país o le daban una residencia ya legal por tiempo indefinido.
Cuando analizo todo esto que me tocó vivir al lado de ella, una vez más caigo en la cuenta que su inquebrantable Fe fue lo que en un medio lleno de tantos abusos, peligros y arbitrariedaes, fue lo que no sólo la protegió en todo momento, sino que también le abrió todas las puertas en tan poco tiempo.
Creo que la historia de Ligia le pasa a menos del 1% de los migrantes de los que a diario escuchamos y vemos en los medios y pienso que en lo referente a la famosa "Casa de Colores" todo es tan hermético y misterioso porque si estuviera abierta al público como tal, quizá colapsaría por la demanda como ha sucedido con La Casa del Migrante y otras asociaciones llevadas por ministerios religiosos o voluntarios que sólo permiten la estadía por poco tiempo y no tienen la infraestructura legal con que cuenta este Centro, que sin duda alguna representó un escalón super importante para que esta chica guatemalteca lograra su sueño.
Ligia y yo perdimos el contacto, por una cuestión personal de la que yo tuve la culpa. (sí, intento ser una buena persona, pero también soy humana y tengo mis propios demonios, y no me estoy justificando).
Total que para cuando escribo esto, han pasado ya casi 2 ó 3 años, estamos ya en el año en que ella tendría su entrevista en migración, está Donald Trump al mando de la Casa Blanca y espero que esto no haya afectado su proceso. Espero de corazón que logre su estadía legal y permanente en el famoso país de las oportunidades, porque ese era su más grande sueño. Independientemente de cual sea el resultado de todo eso, me quedo con la lección que aprendí de ella, referente al hecho de que nada es imposible así tengas todo en contra; mientras los bolsillos de tus jeans estén llenos de una inquebrantable fe y voluntad para hacer tus sueños realidad.
Mucha luz para Ligia donde quiera que se encuentre.
Comentarios
Saludos !!!
Un abrazo
Tenía rato de no entrar a tu blog (cosas rara)
Disfrute mucho leerte.