La Cita...
Llegó demasiado puntual a la cita... Tanto, que por un instante la espera de unos minutos le pareció una eternidad.
Afuera, por el ventanal que reflejaba el color naranja que teñía algunas calles y cúpulas de edificios, le hizo saber que en aquel Jueves el sol estaba ya por marcharse.
Bajo otras circunstancias, ella hubiera disfrutado de aquella despedida; pero esta vez era diferente... Habia decidido en esa tarde estar ahí porque quería de una vez terminar con todo.
Durante todo el trayecto que tuvo que seguir para llegar hasta ese punto, su cabeza le dio mil veces vueltas a lo mismo... Pensaba y pensaba, en un intento por encontrar las palabras precisas con las que expresaría exactamente todo eso que sentía, pero que al mismo tiempo le permitieran: a ÉL: no enterarlo de que por dentro se encontraba devastada... a ELLA: darse cuenta de que podía ser lo suficientemente fuerte para decirle sin llorar, todo lo que durante tanto tiempo se guardó y le pesaba en el alma...
Por un momento se sintió "cobarde"... Al verse ahí, (esperando en la mesa de un café que para muchas otras personas también era punto de encuentro), la asaltó la idea de que citarlo ahí, quizá no había sido lo correcto, que el impuso de querer terminar de una vez por todas con eso que tanto le dolía, la llevó a tomar una decisión equivocada.
Por un instante y al ver todo su entorno como si fuera una película en la que se observaba a ella misma como si fuera la protagonista; se sintió tan fuera de lugar que por un momento tuvo el impulso de ganarle al tiempo, y redactarle una nota en la que le diría todo aquello que quizá ni habiéndolo meditado tanto sería capaz de decirle frente a frente.
El impulso era tan fuerte, que a la razón le costó trabajo dominarlo... Por fuera ella lucía serena y apacible, pero por dentro sus sentimientos y emociones, igual que el agua en su punto de ebullición, no podían contenerse más.
No quiso volver a mirar más el reloj, pero aún así sentía que los minutos habían decidido mantenerse estáticos. Casi bebió las tres cuartas partes del contenido de aquella segunda taza, mientras el vapor que se escapaba de entre el borde de cerámica y sus labios, le evocaba como si fueran espejismos, los recuerdos de momentos felices que en otro tiempo trascurrieron en ese mismo sitio.
Con la misma fuerza e insistencia que la idea de la nota escrita surgió, se evaporó luego de su mente... Se sentía confusa, pero por primera vez en su vida quería hacer las cosas bien... Además era ya muy tarde para optar por eso, pues fue entonces cuando ÉL apareció.
Sin gran preámbulo, la saludó... Tenía toda la intención de hacerlo con un beso en la mejilla; pero la actitud indiferente y un tanto hóstil por parte de ella lo hizo desistir de eso, y entonces se limitó a ocupar la silla vacía colocada al frente; mientras con toda la apacibilidad del mundo, ordenaba al mismo tiempo al camarero, si podía ser tan amable también de servirle de favor una taza de café.
Era evidente que por parte de ella había más cosas pendientes por hablar, y eso la hizo sentir hasta cierto punto como tonta, por haber propiciado que ÉL habiendo ya cerrado ese capítulo, accediera en esa tarde, a dejar de lado algunas de sus cosas para poder estar allí.
Quería ser honesta e ir directamente al grano -todo con la intención de terminar lo antes posible con todo ese suplicio- pero sabía que si lo hacía así perdería por completo el control.
Para ÉL no era un secreto ni tampoco nada nuevo enterarse de todo ese resentimiento que ella llevaba acumulado desde hacía mucho tiempo... Lo percibía en la humedad de sus ojos, en su mirada (que no podía permanecer durante mucho tiempo en contacto con la suya); en el tono serio e irónico que imprimía a cada una de las palabras que le daba en respuesta; y sobre todo, porque delante de sí, tenía a una mujer que sin darse cuenta estaba permitiendo que toda esa carga emocional que había llevado a cuestas durante tanto tiempo, la convirtiera poco a poco en un ser gris.
Por más irónico que pareciera, si existía alguien en el mundo capaz de entender todo eso que pasaba por su corazón y por su mente, ese "alguien" era precisamente ÉL... Así que en un último intento por ayudarla, se limitó a decir: "y bien, aquí me tienes"; mientras al mismo tiempo fijaba su mirada transparente sobre ella.
Esa fue la gota que derramó el vaso... Lo que propició que en unos cuantos minutos surgieran de su boca años enteros de reproches reprimidos... Con gran resentimiento le reclamó por todas esas veces en que ella lo necesitó y aparentemente nunca estuvo; por todas esas ocasiones en que ella le contó sus cosas y le abrió su alma para después darse cuenta de que ÉL parecía no escucharle...
Pero sobre todo, su dolor se transformó en gotas húmedas que resbalaron por ambos extremos de su cara; en el momento justo cuando le reclamó por haberle negado esa oportunidad de defender lo que quería y que a otras personas si les otorgó.
En otro tiempo ÉL le hubiera respondido que muchas de esas cosas por las que la hizo pasar, tenían una razón de ser, y que algún día, -quizá en otro tiempo- y bajo otra perspectiva entendería...
Entonces ya no tendría porque explicarle que fueron necesarios todos esos momentos en que se sintió sola, cuando pensó que no la había escuchado; cuando después de tanto tiempo de búsqueda perdió para siempre a la única persona que en verdad amó.
El hecho de tener tantas dudas y resentimiento en su contra, no le permitieron ver que era ella quien jamás se permitió escucharle... Si tan sólo esa tarde hubiera hecho su orgullo a un lado, quizá ÉL habría tenido la paciencia para explicarle algunas cuantas cosas...
Le habría dicho porque todas las personas al final siempre se iban, porque permitía que la vida en lugar de oportunidades, se ensañara de forma inexplicable con alguien que para ella era importante y no lo merecía... Y así por el estilo tendría una respuesta para todas y cada una de esas cosas que propiciaron que poco a poco su corazón se fuera llenando de dudas, hasta que llegó el día en que perdió por completo la fe.
Todo lo acusaba... Y hasta cierto punto todos los reclamos por parte de ella eran justos... Pero también toda esa carga negativa que desde hacía tanto le estaba "carcomiendo el alma"; no le permitía ser capaz de darse cuenta que su infortunio empezó justo el día en que dejó de creer en ÉL.
Tenía ganas de decírselo, pero no lo hizo... Se limitó a permancer con las manos apoyadas sobre la mesa y escuchándola en silencio... Después de unos minutos en que ella le juró y le perjuró que jamás volvería a creerle nada y lo sacaría para siempre de su vida, se alejó de ahí con la falsa sensación de triunfo, de que al dejarlo ahí, (casi con la palabra en la boca y sentado solo en esa mesa frente al ventanal); por fin había logrado deshacerse de algo que durante mucho tiempo llevó a cuestas en su interior.
La lógica dictaba que así debía ser... Pero de camino a su casa algo le hizo saber que a pesar de que en apariencia aquella tarde hizo lo correcto, en su interior también algo le decía que no todo estaba bien...
Fue entonces cuando abrió los ojos y se dio cuenta de lo que durante tanto tiempo para ella no fue visible... Empezó por descubrir primero lo más simple: que había sido ÉL quien antes de llegar a la cita de aquella tarde, le pidió al sol que pintara con su luz (y antes de irse) algunas cosas de su entorno...
Que en todos esos momentos en que se sintió sola de verdad no lo había estado del todo, pues ÉL se había hecho presente a través de esa lluvia que le gustaba tanto escuchar de madrugada golpeando sobre el techo; y quien le enseñó con cada una de esas cosas que en su momento le dolieron, el significado de vivir con toda intensidad.
Había sido ÉL también quien en un día ordinario, propició que en el camino de regreso a casa se encontrara con aquella niña pequeña de rizos similares a los suyos; y que le llenó el corazón de tanta ternura cuando le sonrió tan sólo por un instante, a través de la ventanilla de otro vehículo en pleno movimiento.
Fue ÉL también quien le regaló esa canción mágica en la radio que le estremeció el alma; los momentos del día en que soñaba despierta y todas esas mañanas en que al mirarse al espejo y antes de salir de casa, lograba casi convencerse de que en cada nuevo inicio tendría la posibilidad de dejar todo atrás y hacer las cosas de un modo diferente.
Supo entonces también, que por más que lo quisiera no dejaría nunca de hablarle... Pues ahí cayó en la cuenta de que todas las veces en que dijo que de verdad se alejaría; un detalle simple en el camino la hizo desistir de esa idea absurda, para luego volver.
La Cita no fue en vano en esa tarde... Pues la hizo entender que dentro de todo en ese tiempo ella fue una mujer afortunada, por haber aprendido a experimentar con los sentidos muy abiertos todos y cada uno de los sentimientos que matizan la esencia de un alma humana.
Tuvo el impulso de volver al café; pero entonces comprendió que no era necesario, pues aparte de que a ÉL lo podía encontrar casi en cualquier lado con tan sólo desearlo, era muy probable que en aquella cafetería se encontrara escuchando a alguien más que -al igual que ella en ese día- tuviera una imperiosa necesidad de hablar.
A los que tenían más urgencia de verle, saldría a encontrarlos disfrazándose de anciano frágil y olvidado, de una mujer llorando, o de niño con carita sucia y mirada transparente... La Cita con muchos de ellos quizá tendría lugar al amanecer de un día húmedo y gris; en el atardecer lleno de nubes y con lluvia de regreso a casa; en la charla a deshoras con un ángel terrenal "camuflajeado" de amigo; o a través de una frase escondida entre las páginas de un libro que en la última parte del día, propician que el corazón se quede lleno.
Todo estaba tan claro ahora... Y La Cita que originalmente para ella representó la conclusión de algo, era ahora un eterno punto de partida, en el que siempre que así lo quisiera y necesitara ÉL le ofrecería la oportunidad de volver a creer y soñar, una vez más.
Comentarios
Por esa misma razón tengo algo de dudas al escribir cada palabras en este comentario, porque tal vez me pongo a hablar de algo que nada tiene que ver, o tal vez si tiene mucho que ver y descubro lo que de verdad hay detrás de esta cita.
En fin...creo que te voy a atropellar a preguntas, será lo mejor porque la verdad que ya hice una lista para tratar de entender el post, aunque algo sospecho por algunas de tus frases.
Que manera rara de empezar la semana, con algo de misterio, nostalgia, y disfrazadas palabras, ay que lindo!
Te mando muchos abrazos de oso!
^^
despues de unos cuantos milenios sin pasarme por aqui...
te vengo a visitar, hasta se me antojo una taza de cafe, y eso que no tomo cafe ¬¬
hey te dejo mis saluditos afectuosos pero no tanto por que hay que prevenir la influenza y puede ir implicita en los saludos
:D
cuidate
maru de chocolate
era una cita para hablar con El, para reclamarle todo lo que le pasaba a la chica no?
que hermosa manera de plasmar esta conversacion con Dios... que hermoso que esta chica tenga su cita con El...
me encanto...
sublime
De verdad me gusta lo que escribes, yo tambien escribo, aunque quizas no tan bien como esto que he leido, si quieres, y te lo agradeceria, me gustaría que leas algunas de mis entradas en estos blogs:
http://dearday-z.blogspot.com
http://breaker-one-el-poeta.blogspot.com
Y por favor dejame algun comentario, para conocer tu opinion ¿si?