La Visita de La Muerte.
2:30 de la madrugada y ella estaba despierta...
Todo a su alrededor estaba completamente oscuro, pero a pesar de eso y con la cabeza reclinada sobre su almohada, para ella era perfectamente perceptible la fisionomía de cada uno de sus pensamientos.
Estos venían y le hablaban cada noche, ella escuchaba sus murmullos y a veces conseguía dormir sin hacerles el menor caso... "me paso el día entero inmersa en el eco de sus conversaciones, y en este momento, no puedo permitir que interfieran con mis sueños"... Pensó esto en voz baja; mientras al mismo tiempo se dio la media vuelta sobre la cama, de cara a la pared, en un intento por dormir.
Cuando estaba por cerrar los ojos, una tela muy áspera la cubrió de los pies al cuello, y debajo de esta; sintió claramente como algo o alguien con extremidades demasiado duras y fuertes, al mismo tiempo la iban envolviendo.
Pasaron unos cuantos segundos en silencio, en los que en el ambiente, (a pesar de ser todavía un cálido verano); todo se volvió demasiado frío..
-¿Sabes quién soy?
-Sí...
-¿Y no me tienes miedo?
-No.
-Pues deberías porque yo soy lo único seguro que tienes aquí.
-Lo sé, pero yo nunca te espero y la verdad muy pocas veces pienso en ti.
-¿Y qué pasaría si me apeteciera llevarte conmigo en este instante?
-La verdad, no pondría resistencia... Quien decide eso eres tú, no yo...
-¿Qué no te duele irte? ¿No tienes nada pendiente? ¿algo o alguien a quién aferrarte?
Ella, no respondió nada. Guardó silencio, y pensó en las pocas personas que de verdad quería y estaban cercanas... Para bien o para mal, cada una de ellas tenía ya su vida hecha, pero afuera de su casa había 3 seres que dependían por completo de ella y pensar en eso, hizo que de verdad le doliera irse sin poderse despedir....
La Muerte, sin dejar de sujetarla sonrió complacida... Leyó sus pensamientos y se expresó también sin hablar: "Si yo fuera humano, también me dolería irme así".
Luego, en medio de tanto silencio irrumpió su risa burlona y antes de despedirse le sentenció: "Cuídate porque una de estas madrugadas igual y regreso por tí"...
En ese instante, el frío y la sensación de vacío desaparecieron, al igual que recobró la movilidad que le permitió comprobar que al otro lado de la cama, el espacio estaba vacío, pues ya la muerte se había ido, sin dejar rastro de su presencia en esa madrugada.
Entonces ella abrió los ojos y al contraerse la piel de sus párpados; un montón de gotas humedecieron su almohada... No porque tuviera miedo, no porque le debiera algo a alguien... Fue tan sólo que en ese instante supo que no estaba soñando... La Visita de la Muerte había sido algo real.
Cuando estaba por cerrar los ojos, una tela muy áspera la cubrió de los pies al cuello, y debajo de esta; sintió claramente como algo o alguien con extremidades demasiado duras y fuertes, al mismo tiempo la iban envolviendo.
Pasaron unos cuantos segundos en silencio, en los que en el ambiente, (a pesar de ser todavía un cálido verano); todo se volvió demasiado frío..
-¿Sabes quién soy?
-Sí...
-¿Y no me tienes miedo?
-No.
-Pues deberías porque yo soy lo único seguro que tienes aquí.
-Lo sé, pero yo nunca te espero y la verdad muy pocas veces pienso en ti.
-¿Y qué pasaría si me apeteciera llevarte conmigo en este instante?
-La verdad, no pondría resistencia... Quien decide eso eres tú, no yo...
-¿Qué no te duele irte? ¿No tienes nada pendiente? ¿algo o alguien a quién aferrarte?
Ella, no respondió nada. Guardó silencio, y pensó en las pocas personas que de verdad quería y estaban cercanas... Para bien o para mal, cada una de ellas tenía ya su vida hecha, pero afuera de su casa había 3 seres que dependían por completo de ella y pensar en eso, hizo que de verdad le doliera irse sin poderse despedir....
La Muerte, sin dejar de sujetarla sonrió complacida... Leyó sus pensamientos y se expresó también sin hablar: "Si yo fuera humano, también me dolería irme así".
Luego, en medio de tanto silencio irrumpió su risa burlona y antes de despedirse le sentenció: "Cuídate porque una de estas madrugadas igual y regreso por tí"...
En ese instante, el frío y la sensación de vacío desaparecieron, al igual que recobró la movilidad que le permitió comprobar que al otro lado de la cama, el espacio estaba vacío, pues ya la muerte se había ido, sin dejar rastro de su presencia en esa madrugada.
Entonces ella abrió los ojos y al contraerse la piel de sus párpados; un montón de gotas humedecieron su almohada... No porque tuviera miedo, no porque le debiera algo a alguien... Fue tan sólo que en ese instante supo que no estaba soñando... La Visita de la Muerte había sido algo real.
Comentarios