Refugio Imaginario



Vuelvo a escribir después de mucho tiempo y mientras espero que llegue mi turno en una fila inmensa en el banco...

Estoy rodeada de gente con prisa -yo no- Hoy tengo el día libre y en este punto cronológico del tiempo en que una pandemia lo ha cambiado todo (hasta el tiempo de espera en cualquier dependencia para hacer trámites), las letras y la imaginación abren de repente frente a mi, una puerta imaginaria que aparece para escapar y refugiarme, mientras mi cuerpo físico sigue aquí... Esperando.

Sin dudarlo ni un microsegundo, acepto y entro. Encuentro mi lugar un tanto abandonado, pero lleno de ideas que saltan en forma de polvo al acariciar las superficies de la mesita donde siempre escribo, 

Reconozco con los dedos, los bordes acolchonados de los sillones y cojines donde cada uno de ustedes, cada vez que me visitan de manera virtual, con la imaginación juegan conmigo también y logran entrar y ver este espacio de la misma manera que yo.

Siempre que dejo de venir después de tanto que ha pasado y me reencuentro con ustedes, aquí de nuevo, me gusta preguntarles en silencio: ¿cómo están por dentro?, ¿que habita en su alma? ¿Y qué es lo más importante que tienen para compartir?

Yo estoy bien. Mientras físicamente sigo esperando de pie, en el intento de resolver asuntos relacionados con una tarjeta, mi alma se asoma desde la ventana de este refugio imaginario, para luego acomodarse en el sillón más cómodo, con toda la intención de tomarse el tiempo de conversar.

Lo primero que se me ocurre preguntar es: ¿no les parece que desde aquí el mundo real, (y justo como lo conocemos ahora) se ve muy diferente?

Lo que más llama la atención es la incertidumbre y el miedo... Puedo verlo incluso adherido en la ropa y las suelas de los zapatos de algunos de ustedes... Pero no importa, en este refugio imaginario llamado Páginas Sueltas y de Colores, (al igual que allá afuera), nada de eso puede dañarte o dañarnos... Eso sólo sucede en la medida que tus pensamientos lo permitan.

Soy tan humana como tú y te entiendo... A veces es difícil controlar o deshacerse de esa sensación que a diario se nutre de incertidumbre; pero curiosamente cuando todo se encuentra plagado de esa emoción tan incómoda como efímera, es también cuando en distintos lugares donde no estamos físicamente, la muerte no ha interferido en nada para que la naturaleza, al mismo tiempo nos siga dando regalos espectaculares envueltos en simplicidad.

¿Cómo no decirle así a la vida? ¿Cómo no sentirte así profundamente agradecido de vivir ahora? (Aún así en medio del caos)... Nada es seguro, y el mundo ya no es para nada como lo conocíamos... Es ese pensamiento el que me hace volver de golpe a la realidad... La fila ha avanzado, mi turno está cerca y mientras el calor del desierto me envuelve, mi alma suspira y en silencio me susurra que quiero volver a mi refugio imaginario, y soñando un poco más, escapar contigo a cualquier parte donde la tierra sea acariciada por el mar.

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