Corazón


Soy un corazón latiendo dentro de un cuerpo en sus últimos momentos de vida... Las circunstancias en las que sucedió eso son tan irrelevantes de contar, que tan sólo diré que tras varios días apoyado por aparatos y asistencia hospitalaria, sigo realizando mi función como órgano vital dentro del pecho de una persona con muerte cerebral, cuyos familiares, justo hoy, han tomado la difícil decisión de desconectarla y dejarla ir.

En apariencia ese es el fin para mi también, pero "lo bueno" dentro "de lo malo" es que gracias a la generosidad de la persona dentro de la cual viví toda mi vida, la muerte representa para mi el punto de partida para dar vida a otra persona.

Aunque dudo mucho que quien fue mi dueño imaginara alguna vez que llegaríamos hasta este punto, supongo yo que lo que si sucedió fue que en algún momento de su vida, se dio cuenta de la importancia de la donación, y por esa razón, aunque su cuerpo físico ya no tiene remedio ni podrá recuperarse, yo, junto a otros órganos vitales podré ser reutilizado; pero yo sólo puedo hablar de mi...

Sí, es verdad que los días recientes he permanecido dentro de un paciente con muerte cerebral, pero al ser una persona sana antes de esto, y por ende no tener ninguna infección severa o contusión cardiaca, no existe ninguna contraindicación para que yo sea considerado como un músculo perfecto para ser trasplantado al pecho de otra persona.

El candidato perfecto para ser un receptor, tiene que ser alguien que tenga una insuficiencia cardiaca en etapa terminal, que por diferentes razones, puede ser infecciosa, adquirida o congénita, y ya no hay otra posibilidad quirúrgica ni médica para tratarlo.

Cualquiera que sea, será una persona afortunada, ya que la donación de un órgano como yo es muy escasa y eso se debe a que no puedo ser extraído de un cadáver. Mi durabilidad en paro es de no más de 6 horas y es por esa razón que apenas unos instantes después de que mi dueño fue desconectado, los médicos que en vida hicieron por él todo lo posible, ya han echado a andar toda una maquinaria para mantenerme funcionando.

El primer paso es extenderse un poco más de tiempo en la isquemia, que así se le llama al tiempo que tengo que sufrir en paro cardiaco... Mientras eso sucede y yo dejo de latir por algunos segundos, ya hay dos equipos médicos perfectamente coordinados vía telefónica continuamente.

El equipo 1 es quien está conmigo todo el tiempo, verifica el proceso de extracción y es un cirujano  quien se cerciora de que yo no tenga ninguna infección y no presente algún otro problema que entorpezca el trasplante.

Cuando se da el aviso de que hay un corazón disponible en algún sitio, el equipo 2 valora al paciente receptor y que las condiciones sean adecuadas para la compatibilidad: grupo sanguíneo, talla, peso, incluso hasta el tamaño del tórax, todo con la intención de determinar si seré adecuado o no como órgano para ese otro paciente que en algún otro hospital permanece en espera.


Apenas han pasado algunos minutos desde que la persona dentro de la cual viví fue desconectada, y serán también apenas unos cuantos minutos más los que el equipo médico se tomará para desconectarme y retirarme por completo del cuerpo del donante... Para eso se necesitan provocar que yo deje de latir por completo y para lograrlo usarán soluciones cardiopléjicas, que no son otra cosa que sustancias ricas en potasio que favorecen por completo a que yo entre en paro.

Durante todo ese proceso seré bañado también con un líquido que se llama "Custodiol" que permite mantenerme con enzimas que me protegerán todo el tiempo. Después de eso he sido colocado ya en unas bolsas con otra solución líquida y hielo que me mantendrá a una temperatura aproximada a los 4° centígrados. 
Sólo hasta que el equipo 1 logre esto, podré ser transportado en avión, ambulancia o helicóptero, según la distancia a la que se encuentre mi nuevo receptor.


Treinta minutos han transcurrido desde que salí encapsulado en una especie de hielera de plástico, y mientras yo sigo en el trayecto, el equipo 2 prepara al paciente receptor con anestesia y sedantes; pero todo ese proceso no se puede llevar a cabo hasta que no se tiene la certeza de que se tiene el corazón y además de ir en camino es totalmente compatible.

Por fin termina mi travesía... En cuanto llego al hospital donde se encuentra el paciente que me recibirá, el cirujano que encabeza el equipo 2 revisa mis condiciones anatómicas, para una vez que se haya cerciorado de que todo está en orden, comenzar la "explantación", que no es otra cosa que retirar el corazón enfermo.

Este proceso tarda alrededor de 30 minutos, porque hay que meter toda la sangre del paciente a una máquina que se llama "bomba de circulación extracorpórea" que va estar trabajando mientras el equipo médico está operando.

El corazón enfermo, ya sin sangre se para y se retira y mientras la máquina que ya mencioné hace su función, empieza el trabajo conmigo: la unión de venas y arterias que comienza con la aurícula izquierda, ese es el primer segmento que se une, después las venas cavas que son dos uniones más; luego la aorta y la pulmonar, que dan como resultado 5 uniones totales: aorta, pulmonar, vena cava superior, vena cava inferior y aurícula izquierda.


A simple vista parece la conexión de 5 tubos, ¿entonces porque ese tipo de operaciones duran entre 6 u 8 horas? La respuesta es muy simple: porque el tiempo se toma en cuenta desde el momento en que el paciente receptor entra a la bomba extracorpórea, después la unión, que se lleva alrededor de 2 ó 3 horas y finalmente la salida del paciente, que esa es la cuestión más difícil de todo el procedimiento porque toda la sangre del paciente que se mantuvo en la máquina, tiene que pasar por mi (una vez que ya estoy conectado), es lo que me echa a andar y me devuelve a la vida otra vez.

El trabajo del cirujano que me coloca es delicado y extremadamente minucioso... Las suturas con las que me une al cuerpo del receptor son muy delgadas, algo similar al diámetro de un cabello, 7.0, 6.0, ó 5.0, que es la nomenclatura que se usa, y son suturas tan delgadas para que permitan que continúe el orificio efectivo de cada uno de esos tubos. Se besa un extremo con el otro, lo que se conoce como anastomosis término terminal. 

Pero no todo es miel sobre hojuelas... Los médicos saben que puede pasar que una vez que ya se suturó todo, y que se devuelve la sangre de la máquina al paciente, se presenten fugas y hay que repararlas con sutura y es algo muy común en cirugías de corazón.

La vena cava tiene un diámetro de 1 ó 2 centímetros y puede pasar que haya anomalías congénitas para las cuales el equipo médico está preparado, como un paciente que en lugar de tener dos venas cavas, tiene una cava izquierda supernumeraria y está bien, se conecta sin ningún problema.

Por suerte ese no es mi caso... La cirugía ha sido todo un éxito y una vez que ya fui trasplantado, viene lo más emocionante: se apaga la bomba para que yo arranque y empiece a funcionar por mi mismo...

Esto a la par de ser crucial, implica un delicado proceso que se realiza poco a poco. Los cirujanos tienen pinzada la arteria principal, con el propósito de que yo no me llene aún de sangre. Una vez que ya está todo unido, que hay seguridad de que no hay sangrado, se despinza la aorta, para que la sangre comience a entrarme. 

Ese es el primer estímulo que tengo para latir, pues recordemos que he pasado varias horas paralizado por las soluciones que se utilizaron para conservarme, pero en cuanto recibo sangre, desde ese instante es probable que comience a latir, pero puede pasar también que continúe paralizado con el efecto de la solución cardiopléjica y sea a través del latido que logre eliminar todos estos líquidos que me permitieron llegar como un órgano sano y conservado.

Esto se considera como un proceso algo dinámico, porque entra y sale sangre. Hay ocasiones en que los médicos optan por apoyarme con un marcapasos, ya que por el tipo de cirugía, por el simple hecho de cortar todas esas arterias, produce que algunos nervios se lesionen y por eso hay que considerar esa opción.


He perdido la noción del tiempo, pero lo importante es que ya estoy colocado dentro del pecho de mi receptor ¡y ya he empezado a latir de nuevo! Los cirujanos me dan volumen, (lo que significa que ya han vaciado la máquina donde permaneció la sangre del paciente receptor) y no ha sido sólo para abastecerme a mi como órgano, sino que todo el volumen del torrente sanguíneo está empezando a circular también. Ahí los cirujanos van apoyándose con medicamentos para auxiliarme con la frecuencia y el latido cardiaco.... Una vez que sucede esto, ellos ya pueden empezar a "destetar", que es como le llaman al procedimiento para retirar la bomba de circulación.

Si hablamos de tiempo, ese proceso tarda el tiempo que sea necesario, puesto que puede ser de uno a diez intentos, en 30 minutos o una hora; todo depende del paciente y de como yo vaya evolucionando.

Hasta este punto de la cirugía, ya soy otra vez un corazón latiendo y con un llenado de sangre normal. Mi nuevo receptor ya ha sido desconectado de la bomba por completo, ya está realizando la función cardiaca por él mismo y ya no hay sangrado. Esa es la señal de que el procedimiento de trasplante ha terminado y los médicos proceden a coser el pecho para cerrar... 

Las próximas horas, tanto el paciente como yo estaremos en cuidado intensivo puesto que el siguiente paso será inmuno suprimir a mi nuevo receptor para evitar el riesgo de rechazo que es contra lo que todos los cirujanos de trasplante luchan. El paciente tendrá que tomar medicamentos de por vida, porque más allá de que la operación haya sido exitosa, existe riesgo de infección y hasta de cáncer... Eso es a largo plazo, pero en el presente, del cuidado post operatorio depende si en las siguientes horas sobreviviremos o no.

Yo soy un corazón joven, un músculo sano y por ende muy firme, pero los médicos suelen llamarle "friable" al músculo cardiaco de los pacientes con más de 80 años, porque ya lo tienen muy sensible y en operaciones como la mía, pueden perforarse... Esa es la situación más crítica en ese tipo de personas y aunque los médicos están preparados para reparar cualquier perforación crítica, a veces lo logran y otras no...

De un paciente a otro yo logré sobrevivir, pero la cirugía de aorta es más severa que un trasplante, pues se atienden aneurismas aórticos gigantes, hay que hacer reconstrucciones completas desde la válvula aórtica, toda la aorta ascendente, la aorta transversa, descendente, que son cirugías muy grandes de 10 horas aproximadamente, con un alto índice de mortalidad y que para los médicos implican un gran reto.

Se siente tan bien estar irrigado por sangre fresca y latiendo por mi mismo de nuevo... En el presente yo soy un verdadero regalo de vida, pero en el futuro se habla ya de "big data genética" para conocer el genoma de todos los pacientes...

Lo más seguro es que antes de eso llegue primero la asistencia mecánica completa, el corazón artificial, los dispositivos de asistencia ventricular, esa va a ser la solución más cercana a nosotros, sin dejar de mencionar los seno injertos, que es el remplazo de tejidos sanos de animales, pero mientras yo me adapto a este nuevo cuerpo, esa es tan sólo una visión un tanto lejana por el momento y una pequeña muestra de lo que será en el futuro la medicina humana...


---------------------------

Este texto fue inspirado en una entrevista con la Dra. María del Sol García Ortegón, quien fue la primer Médico Cirujano que realizó en el año 2017, un trasplante de corazón en México y la primera en América Latina en realizar una cirugía robótica de ese mismo órgano.

Para darse una idea de la dimensión de este logro, podemos decir que en México existen 380 cirujanos de corazón y tan sólo 17 son mujeres.

Fotos y video: Life of Medicine

Comentarios

Entradas populares