La sombra del Síndrome del Impostor
Todo comenzó cuando una de mis mejores amigas me dijo a finales del año pasado: "Oye un amigo está buscando alguien que le ayude con unos reportes para su negocio, y yo pensé en ti".
Mi amiga sabía que yo estaba buscando en ese entonces una fuente nueva de ingresos, aunque tengo 2 trabajos ya, quienes me leen saben que en esta época no hay sueldo que alcance y mi respuesta fue: pásale mi número y dile que me llame o me envíe mensaje.
Cuando esto sucedió yo estaba en una encrucijada. Si bien era cierto que tenía empleo, estaba en ese momento intentando decidir que iba a pasar conmigo y cuáles eran las cosas que yo quería para el nuevo ciclo. Total que el chico me contactó por Whatsapp varios días después y me explicó que el trabajo consistía en realizar diariamente unos reportes para determinar como habían sido sus ventas a lo largo del día, analizar el desperdicio de materia prima, etc, etc. y en base a eso supongo, poder él tomar decisiones para su negocio que es un café tipo Starbucks que tiene varias sucursales en Puerto Rico y Estados Unidos.
A primera vista la cosa parecía fácil, mi entrenamiento empezó al poco tiempo después de hablar con él y el primer obstáculo fue que quienes lo impartieron únicamente hablaban inglés. Ese fue el primer obstáculo. Si bien es cierto que es un idioma que entiendo, y medianamente escribo, muy pocas veces lo he hablado. El caso es que como podíamos nos dabamos a entender y la chica comenzó a explicarme en tiempo real, un domingo (día de la semana en que estás prácticamente conectada todo el día), como se hacían los reportes y obviamente al no estar yo familiarizada con tanta información, me costaba mucho trabajo y cometía muchos errores.
Fueron pocos días de entrenamiento y al poco tiempo el chico dueño de los cafés me empezó a pedir gráficas con métricas que nunca antes se habían hecho, ahí comencé a estresarme y todo esto sumado a que seguía cometiendo errores en los reportes diarios, fueron el terreno fértil para que en mi cabeza comenzaran a germinar pensamientos negativos de que no sería capaz de realizar el trabajo y ese tipo de actividades en definitiva no eran para mi.
Por si esto fuera poco, a la par de estar viviendo eso, el miedo como por arte de magia comenzó a inundar mi mente con recuerdos negativos... Mi reciente fracaso del año pasado en la maquiladora (que hablé de ello en el blog); y también un año atras, justo el primer día en que entré a trabajar en la Universidad, (ya en un departamento de Comunicación) cuando mientras iba caminando por uno de los pasillos rumbo a la primer entrevista, sentía que se darían cuenta que yo era una especie de fraude y terminarían por despedirme.
Yo no sabía hasta entonces que eso se llama "Síndrome del Impostor", que no es otra cosa más que una especie de autosabotaje que te lleva a dudar de tus capacidades de tal forma que empiezas a pensar hasta casi convencerte de que eres una persona completamente inútil o incapaz para realizar un trabajo o tal vez ocupar un cargo, créandote tal inseguridad de que no te mereces esa oportunidad y cualquier otra persona podría hacerlo mil veces mejor que tú.
Hasta este punto de mi vida caí en la cuenta de que el "Síndrome del Impostor" me había acompañado a lo largo de mi vida no sólo en cuestiones profesionales... En un par de relaciones también había causado estragos, y yo no me había dado cuenta hasta que entré a la universidad a trabajar y ahora me hacía mucho más consciente de eso, cuando empecé el entrenamiento de este trabajo nuevo que sería home office.
Las primeras dos semanas del entrenamiento fueron un suplicio para mi. Cada vez que se acercaba la hora del reporte yo comenzaba a ponerme muy nerviosa y me aislaba. Hubo una fiesta navideña de la que incluso me fui antes, porque también descubrí que tengo síntomas de TDAH (Trastorno de Déficit de Atención) y para no cometer errores yo sentía que debía estar totalmente concentrada en un reporte que curiosamente era tan sencillo, pero por lo mismo minucioso y preciso, porque al tratarse de números y tendencias de venta, cualquier error afecta las decisiones del rumbo completo de un negocio y se suponía que para eso me estaban pagando a mi.
Precisamente pensar en que algo tan sencillo me estuviera causando tanto trabajo y conflicto era lo que me frustraba y generaba en mi la presión más grande. Aún a apesar del cuidado y atención que ponía en la obtención de los resultados, hubo 2 días completos en que mandé totalmente mal el reporte.
Para este tiempo yo ya tenía pesadillas en las que soñaba que el chico que me habia contratado me decía diplomáticamente que agradecía mi esfuerzo pero que yo no estaba capacitada para ese trabajo y me despertaba mucho antes de la hora del primer reporte de la mañana; y a eso le sumaba la presión de que no quería hacer quedar mal a quien me recomendó para el trabajo, por el simple hecho de que es una de mis mejores amigas de toda la vida.
Así pasó el primer mes, entre reportes que unos días estaban bien y otros algunas métricas totalmente alejadas de la realidad. El día que por fin pude hablar con el chavo dueño de los cafés, contrario a lo que yo pensé me dijo que estaba muy contento con mi trabajo y ahí me dio la primer lección que yo no esperaba. Él me dijo: "Es normal que te equivoques, relájate y disfruta el proceso", todos tenemos la capacidad de aprender lo que queramos, siempre y cuando nos lo propongamos".
Esa fue su respuesta a cuando yo le dije que me sentia todavía muy insegura y nerviosa, porque aunque en el entrenamiento había logrado hacer bien los reportes, había situaciones que posteriormente se presentarían y que en tal capacitación nunca me explicaron como resolver.
Me quedé con esas palabras, pero también con los nervios de estar saliendo de mi zona de confort y de empezar a hacer malabares para cumplir con 3 trabajos sin descuidar mi vida personal. A pesar de la buena disposición de mi jefe, tuvimos al poco tiempo una fricción porque él me solicitó de un día para otro gráficas diarias de una competencia de venta de "Stickers" y a la par de que nunca me explicaron de donde salía la información de esas ventas, los reportes se tenían que entregar diario y estarse actualizando durante el día, cosa que para mi era complicada porque yo por la mañana iba a la universidad y ciertos días del mes, muy temprano a mi trabajo de promotoría...
Esa vez medio nos peleamos, y yo ya estaba decidida a dejar el trabajo (creo que incluso se lo dije), pero tampoco nunca he sido una persona irresponsable o que se da por vencido a la primera y ya por la tarde cuando las cosas se calmaron, recapacité y como siempre he pensado que cuando tienes un problema con alguien las cosas se arreglan hablando con total honestidad, con esa premisa en mente le envié un mensaje donde le decía que me disculpara por no haber cumplido con un reporte que era parte de mi trabajo, pero que mis actividades a veces no me permitían estar todo el día conectada -esa parte él nunca la entendió hasta hoy- pero si agarró la onda de que me estaba piendiendo cosas para las que no me habían capacitado aún y al reconocer yo que necesitaba ayuda por parte de ellos, él mismo me mandó un video de donde sacaban la información para hacer ese reporte.
Para ese entonces yo ya llevaba poco más de un mes trabajando, y estaba decidida a que sólo trabajaría en ese empleo hasta finales del mes de enero 2025, pero era tal mi autosabotaje que durante todo el mes de diciembre, mientras la mayoría de mis familiares y mi gente cercana estaba en posadas o celebrando Navidad y año nuevo, yo pasé mucho tiempo posterior a la entrega de reportes y también gran parte de mi tiempo libre estudiando como hacer gráficas, como eficientizar la información numérica en excel (para poder analizar más rápido los resultados y poder hacer en menos tiempo los reportes), además de repasar una y otra vez la famosa "Ley de los Signos" que no recordaba haber visto desde mi etapa de estudiante en la secundaria y prepa.
Todo eso sirvió porque propició que cometiera menos errores y la curva de aprendizaje se hiciera más ligera. Ya se acercaba el tiempo en que dejaría el trabajo y hasta habia comenzado a entrenar a una amiga para que se quedara con el empleo, pero ella tenía circunstancias complicadas en ese momento -la verdad nunca supe finalmente que pasó y si me jefe y ella llegaron a algun acuerdo- y esa situación sumado al consejo de otra gran amiga que me hizo ver que ya había invertido suficiente tiempo para aprender a hacer bien los reportes (y ya para ese momento dominaba por completo la información y el proceso para analizar los datos), que finalmente reflexioné en sus palabras y decidí quedarme con el empleo.
Para el momento en que escribo esto ya voy para tres meses trabajando y quise escribir al respecto porque fue este trabajo el que me hizo ver lo perfeccionista que soy con mis cosas, lo autoexigente (no sólo en aspectos de trabajo) y peor aún lo severa que puedo ser conmigo misma.
Esa es la parte sombría de mi personalidad que en algunos aspectos me ha llevado a lograr cosas, pero en otras me ha perjudicado al no sentirme capaz ni suficiente para un trabajo o una relación. Yo no me había dado cuenta hasta ahora de la sombra del Síndrome del Impostor, y justo en estos días, mientras escribía este post, me tocó ver una entrevista donde la actriz Bárbara Mori decía que justo cuando ella estaba en un momento cúspide de su carrera (creo que cuando hizo la telenovela "Rubí"), el síndrome del impostor la llevó a llenarse de pensamientos negativos en los que empezó a autoconvencerse de que no sería capaz de adentrarse en el personaje y llegar a los sentimientos y emociones requeridas en cada escena, y los productores pensarían por ende que era sólo una cara bonita y no una chica que en verdad sabía actuar.
¡Wow!... me quedé de a 6 cuando la escuché decir eso, porque eso me hizo darme cuenta de que experimentar el Síndrome del Impostor es mucho más común de lo que pensamos y ese nivel de autosabotaje obedece a un nivel de exigencia enfermizo ¿quizá?
Yo si he notado que soy demasiado exigente y autocrítica conmigo misma. En la Universidad he aprendido muchas cosas nuevas (recientemente me han empezado a poner a conducir eventos masivos y por ahí anda una vez más la sombra del Síndrome del Impostor); pero también hay cosas que he hecho bastante bien dentro de mi trabajo y que dieron como resultado que me ganara ya un lugar en la Universidad y fama de ser una persona bastante comprometida y trabajadora (también en mi empleo de la promotoría), pero supongo que el saber perdir ayuda -que es algo que aún me cuesta demasiado- y empezar a trabajar en esos pensamientos de autosabotaje representan algo en lo que aún tengo mucho que trabajar y quizá sea necesario ir a terapia...
Como sea, quise escribir al respecto porque contrario a lo que pudiera parecer a veces en el blog, mi vida no es perfecta. Soy una persona como cualquier otra y eso implica días complejos y aspectos sombríos de mi personalidad como este con los que me cuesta lidiar. Quizá si alguien lee esto pueda servirle para entender que estar mal, no está mal tampoco y siempre será bueno reconocerlo, alzar la mano y pedir ayuda, puesto que cada vez soy más una fiel creyente de que aún con los problemas y dificultades estamos en este mundo para aprender y vivir de la mejor manera posible, aprovechando al máximo cada día. Mientras haya salud, se supone que para eso estamos aquí. ¿no?
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