Comer, Rezar, Amar (Lección No. 4)
Misión: Aprender a estar en una relación sin perderme a mí misma. Sin olvidarme de mis gustos, de mis amigos, de mis cosas. Sin olvidarme de mí.
Pensamos que el mejor amor es el que nos pone el mundo de cabeza, que nos sacude y nos absorbe completas pero no necesariamente es así. Qué bonito sería poder estar con alguien que nos haga sentir en paz, que nos motive y nos ayude a potenciar el resto de las áreas de nuestra vida. Alguien que venga a aportar y no a restar.
Hace tiempo vi la película: “Comer, rezar y amar” y me acordé de esta idea:
“Yo me fundo tanto con la persona a la que quiero que desaparezco. Soy como una membrana permeable. Si te quiero, te lo doy todo. Te doy mi tiempo, mi cariño, mi entrepierna, mi dinero, mi familia, mi perro, el dinero de mi perro, el tiempo de mi perro… Todo. Si te quiero, cargaré con tus penas, saldaré todas tus deudas (de todo tipo, literalmente), te protegeré de todas tus inseguridades, te sacaré de dentro todas esas cualidades que no habías sabido cultivar y compraré regalos de Navidad a toda tu familia.
Te daré el sol y la luna. Todo esto y más, hasta que me quede tan machacada y vacía por dentro para recuperar energías que no me quede más remedio que enamorarme perdidamente de otro”.
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