El Camino de Las Lágrimas
Cuentan que había una vez un señor que padecía lo peor que le puede pasar a un ser humano, su hijo pequeño había muerto.
Desde la muerte y durante años se acostaba en la noche y no podía dormir.
Solamente lloraba y lloraba hasta que amanecía.
Un día, cuenta el cuento, aparece un ángel en su sueño y le dice:
- Basta ya... Debe seguir sin él.
- Es que no puedo soportar la idea de no verlo nunca más
-dice el hombre-
El ángel se apiada y propone:
- ¿Lo quieres ver?
Y entonces sin esperar su respuesta lo agarra de la mano y lo sube al cielo.
- Ahora lo veremos. Mira- le ordena el ángel mientras señala con su dedo la blanca esquina, al final del empedrado de oro macizo.
Por la acera empiezan a pasar un montón de niños, vestidos como angelitos, con alitas blancas y una vela encendida entre las manos.
Niños y niñas con rostros angelicales desfilan frente a ellos, con indescriptibles expresiones de paz en sus caritas rosadas.
- ¿Quiénes son?- pregunta el hombre.
Y el ángel le responde:
-Estos son todos los niños que han muerto en estos años. Todos los días hacen este paseo para nosotros. Son tan puros, que su sólo paso limpia de toda suciedad los cielos enteros.
- ¿Y mi hijo está entre ellos?- pregunta el recién llegado.
-Sí, ahora lo vas a ver.
Y pasan cientos y cientos.
- Ahí viene- avisa el ángel.
Y el hombre lo ve aparecer.
Esta radiante, bellísimo, lleno de vida, exactamente como él lo recordaba.
Sin embargo, hay algo que le conmueve. Entre todos, su hijo es el único niño que lleva su vela apagada.
Mientras el padre se contacta con una enorme pena por su hijo, el chico lo ve, viene corriendo hacia él y lo abraza.
El hombre también lo abraza con fuerza y no puede evitar hacerle la pregunta que tanto le angustia en ese momento:
-¿Hijo, por que no tienes luz?, ¿no encienden tu vela como la de los demás?
- Sí, claro que si, papá, cada mañana encienden mi vela como hacen con todos los demás, ¿pero sabes lo que pasa?... que cada noche tus lágrimas apagan la mía.
El niño secó con sus manitas las mejillas de su padre y le rogó:
-Deja de llorarme, papá... deja de llorar.
-Jorge Bucay-
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Hoy 1° de Noviembre, recordamos a todos los bebés que han nacido durmiendo, o que hemos llevado pero nunca hemos conocido, los que hemos tenido pero que no pudimos llevar a casa, los que llegaron a casa pero no se quedaron.
En memoria de todos los ángeles demasiado perfectos para la Tierra .
Abrazo fuerte a todos los padres y madres que tienen desde hace tiempo una estrellita en el cielo.
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