Entre el Amor y La Apariencia

...y se quedaba dormida, mientras la envolvía con mis letras... Las noches de viernes sus hombros se relajaban y su cuerpo cedía, cuando a última hora la tibieza del agua le quitaba de encima, cinco días completos de prisas y realidad.

Yo era su refugio, el espacio perfecto en el que se amoldaba su cuerpo. Bastaba que la envolviera bajo esa fortaleza de sábanas y edredones, para que ella buscara anclarse a mi de modo tangible, entrelazando sus dedos con los míos, enredándome sus piernas y reclinado desde su espalda, todo el peso de su existencia en dirección hacia a mi.

Su aroma tan único y la piel de uno de sus hombros desnudos eran el acantilado perfecto desde donde sin importar la oscuridad y el silencio que imperan cuando afuera de la habitación ya ha quedado todo, yo podía contemplar su total fragilidad, oculta tras una cascada de hermosos cabellos castaños y revueltos... 

Llegar hasta ese punto era como escaparnos a un sitio perfecto donde ella sabía que podía contarme todo... 

Entonces, hablábamos hasta que se dormía, a veces de cosas que eran importantes y otras no tanto...  Algunas otras eran tan simples que nos provocaban risa; y yo amaba ese instante en el tiempo en que en total ausencia de luz y con los ojos cerrados podía ser capaz de percibir su sonrisa, y escucharla reír me hacia saber que era feliz.

Nunca supe si era yo quien de alguna manera provocaba eso, pero ella me hacía saber de mil maneras distintas y a través de su cuerpo, que yo era su lugar seguro, que aunque no estaba en mis manos evitar que le sucedieran cosas o surgieran conflictos que la abrumaran, siempre que así lo deseara y volteara hacia un lado, al final del día, con solo extender su brazo, allí iba a estar yo.

Nunca pude describirlo con palabras, ni tampoco fui capaz de dibujar de alguna forma como era eso que yo amaba tanto y en realidad la hacía ser quien era. 

Aunque no pudiera explicarlo, sé que lo entendía perfecto y cada final de día, cuando apagaba la luz y desconectaba la pantalla que asoma al mundo me preguntaba por eso... Entonces le divertía que yo intentara describirle las mil y un razones que ante mis ojos la hacían tan especial y única, terminando por enredarme en palabras tan pequeñas, inconmensurables e incapaces de definir algo que sólo se siente y cabe únicamente dentro del pecho... Y era ahí cuando divertida me robaba la respuesta, y antes de caer rendida por el sueño me daba un beso y decía: "Lo sé... Eres la única persona que me ama desde la punta donde empiezan todas mis imperfecciones, hasta el espacio donde terminan mis pies"

Y tenía razón... Siempre logró definirlo mucho mejor que yo... Hubo madrugadas, cuando ella ya se había marchado hacia el país de los sueños, en que yo  me pregunté lo mismo, hasta que sin quererlo alguna vez caí en la cuenta de que amar de verdad es exactamente eso... Va más allá de poseer un cuerpo y ceder el tuyo, para tener la libertad de llegar hasta donde los demás no pueden... Es eso mucho más grande y sutil que sin necesidad de llegar tan lejos podía materializarse en un abrazo largo y apretado cuando volvía del trabajo, la forma en que la piel se vuelve una superficie repleta de relieves que te estremecen y surgen con sólo sentir la punta de sus dedos tocándote la espalda cuando te envuelve con sus manos, o cuando en las noches de invierno, sin ninguna otra intención, su piel busca el punto de cercanía con tu piel. 

Con ella aprendí todo eso... El contacto físico se volvió algo tan delicioso como sublime... Desde entonces entendí que enamorarse es muy distinto de amar lo que alguien es realmente por dentro, con toda su belleza y también su oscuridad.

Podría escribir mil Páginas Sueltas hablando de lo que se siente experimentar todo eso... Aún estando con los ojos y los sentidos abiertos en el mundo real, todavía hay veces en que me quedo en silencio, cuestionando si amar de verdad es exactamente eso y por esa razón no lo he vuelto a ver materializado en alguien más. 

El amor de verdad no es un cuerpo, no son curvaturas de textura simétrica... Era ella... No sé como describirlo, pero sí, aunque puede ser su mirada, sus lunares y hasta la forma de sus manos lo que te puede hacer perder la cabeza; es la forma en que te toca y la forma como se ve el mundo desde el reflejo de sus ojos, lo que hace descubrir y enamorarte de quien en realidad es. 

Posiblemente por eso sólo una vez se encuentra... Entre el amor y la apariencia existen millones de años luz que sólo desaparecen cuando alguien llena tu alma y tus días a pesar del tiempo y la distancia. 

... Allá afuera existen montones de personas con un disfraz de humano hermoso, pero aún así yo no volví a experimentar nada parecido...  Muchas veces todavía me pregunto si es porque nadie nos enseña a discernir entre el amor y la apariencia, tan sólo sé que tenía razón cuando decía: 

 "Eres la única persona que me ama desde la punta donde empiezan todas mis imperfecciones, hasta el espacio donde terminan mis pies". 

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