50 Días (Día 48).
Esta noche llueve en el desierto, y mientras las gotas de lluvia se llevan lo que queda del día pienso en que a pesar de que he pasado algunos días sin decir nada por medio de las letras; el tiempo no se ha detenido. Mis días se siguen sumando para completar esta cuenta que debe de dar 50; y al desprenderme del que viví hoy (antes de doblarlo muy bien para que se quede junto a los otros que ya fueron y son recuerdo); me doy cuenta que por más que intenté que no fuera así, se impregnó con un color gris de nostalgia.
Este día me hubiera gustado que la esperanza pudiera ser algo fácil de colocar en forma de regalo en las manos y el alma de alguien más. Un trozo pequeño con la forma que sea, que pudiera ser tan grande; y que sirviera para atenuar el dolor de alguien a quien quieres desde siempre y te duele saber que cuando sufre, no hay gran cosa que tú puedas hacer.
Me gustaría que la esperanza pudiera ser algo que se encontrara fácil en la calle, o quizá algo que pudiera fabricarse con las manos, utilizando pedacitos de momentos buenos; mezclados con el eco de muchas risas y la tranquilidad de tantas charlas de sobremesa, en una casa donde alguien me abrió alguna vez las puertas y me reservó un lugar en su mesa.
Hoy mi nostalgia se tejió con el eco de la voz de una gran mujer que en tantas ocasiones me llamó: "hija"; que siempre estuvo ahí en cada una de las presentaciones, durante el poco tiempo en que pude abrazar el sueño de las clases de teatro; alguien que me dejó estar tan cerca de su familia y convivir con ellos de tal modo, que por primera vez entendí lo que era tener una hermana mayor y quedarse con las ganas de haber tenido una en realidad.
Alguien de quien aprendí que se puede ser parte de otra familia, (aunque tengas la propia); y que creyó desde siempre en mi como escritora, sin yo ni siquiera serlo.
Cada vez que mis pasos me llevaron hasta su casa; (sin importar el tiempo que hubiese pasado); yo sabía que además de algo rico para compartir en familia; encontraría un lugar donde además de resguardarme del frío en invierno o del calor en verano; había alguien que en muchos momentos tristes, siempre me recibió también para envolverme con todo su cariño y calidez.
Tengo tranquilo el corazón, porque en diversos Abriles y Mayos yo le hice saber lo que para mi significaba. Ella entendió a la perfección que yo siempre he sido una mujer más de letras que palabras; y hasta me gustaba como nos divertíamos cuando ponía de ejemplo mi excesiva formalidad.
Hoy fue sólo un día y yo no pude hacer gran cosa... Desde hace un buen tiempo aprendí que lo que pides no siempre es lo correcto; y aunque todo es impermanencia, no me gusta que en el presente, los recuerdos bonitos duelan... Dicen que una mariposa no mide su vida en minutos, sino en momentos... Dios quiera que los nuestros sigan contando; y la esperanza que no está en mis manos si sea parte todavía del plan perfecto que sin conocer nosotros, ya tiene ÉL.
Me gustaría que la esperanza pudiera ser algo que se encontrara fácil en la calle, o quizá algo que pudiera fabricarse con las manos, utilizando pedacitos de momentos buenos; mezclados con el eco de muchas risas y la tranquilidad de tantas charlas de sobremesa, en una casa donde alguien me abrió alguna vez las puertas y me reservó un lugar en su mesa.
Hoy mi nostalgia se tejió con el eco de la voz de una gran mujer que en tantas ocasiones me llamó: "hija"; que siempre estuvo ahí en cada una de las presentaciones, durante el poco tiempo en que pude abrazar el sueño de las clases de teatro; alguien que me dejó estar tan cerca de su familia y convivir con ellos de tal modo, que por primera vez entendí lo que era tener una hermana mayor y quedarse con las ganas de haber tenido una en realidad.
Alguien de quien aprendí que se puede ser parte de otra familia, (aunque tengas la propia); y que creyó desde siempre en mi como escritora, sin yo ni siquiera serlo.
Cada vez que mis pasos me llevaron hasta su casa; (sin importar el tiempo que hubiese pasado); yo sabía que además de algo rico para compartir en familia; encontraría un lugar donde además de resguardarme del frío en invierno o del calor en verano; había alguien que en muchos momentos tristes, siempre me recibió también para envolverme con todo su cariño y calidez.
Tengo tranquilo el corazón, porque en diversos Abriles y Mayos yo le hice saber lo que para mi significaba. Ella entendió a la perfección que yo siempre he sido una mujer más de letras que palabras; y hasta me gustaba como nos divertíamos cuando ponía de ejemplo mi excesiva formalidad.
Hoy fue sólo un día y yo no pude hacer gran cosa... Desde hace un buen tiempo aprendí que lo que pides no siempre es lo correcto; y aunque todo es impermanencia, no me gusta que en el presente, los recuerdos bonitos duelan... Dicen que una mariposa no mide su vida en minutos, sino en momentos... Dios quiera que los nuestros sigan contando; y la esperanza que no está en mis manos si sea parte todavía del plan perfecto que sin conocer nosotros, ya tiene ÉL.
Comentarios
Dios está ahí, seguramente no las va a soltar de la mano.
Un abrazo.
Dios no me regaló una hermana, me regaló 3.
Gracias por estar ahí pendiente.
Ay que bonito
:O
yo haria tambien algo asi de 50 dias pero ya ves que todo se me olvida
xDD
mejor no lo hago, si no lo voy a terminar (u___u)
Cuidate mucho y saludines
MUY LINDO MARTHA..