Aún así... La vida es bella (Otra entrega de Fernanda Familiar).
Cabe compartir que con aquello de que vienen las vacaciones, el equipo del programa de radio y yo calendarizamos muchas grabaciones que se hacen, casi diariamente, de 10 a 11 de la mañana, después corro al programa en vivo de 11 a 13 horas y regresamos a estudio de grabación de 13 a 14 horas, para después salir “disparada” por mis hijos a la escuela.
Es sin duda una labor titánica de todos, la saturación que a veces hay de información es brutal; hay días en que la confusión surge porque estamos hablando de 20 secciones con cada colaborador, más 20 programas de una hora… ¡es una franca locura! Pero siempre nos ha parecido importante descansar pero con responsabilidad y no al ahí se va. Dejamos material nuevo para que ustedes sigan disfrutando del contenido fresco e interesante, cada día.
Era Jueves, leo en mi calendario de grabaciones que grabaré una entrevista para el programa de radio “Que tal Fernanda” con William Gordon… Lo primero que me viene a la mente es que es el esposo de la escritora, Isabel Allende y pienso: Buscaré muchos otros ángulos en la entrevista, menos los relacionados con Isabel porque me parece que él tiene mucho que contarnos, más allá de ella, como pareja.
Salgo del programa en vivo, hago pipí, me lavo los dientes y entro al estudio de grabación. Adentro del estudio están William Gordon, el operador (Limonchelo, así le decimos de cariño), la productora (Avith Gutiérrez) y en prácticas universitarias, una estudiante que trabajó con nosotros por tres semanas para aprender mucho sobre cómo se hace un programa de radio (Alexa Sulkin)… ¿todos listos? pregunto, ¡Todos listos! … corriendo y grabando 5,4,3,2,1…. Empieza la entrevista.
Al minuto 23 aproximadamente, viene a mi mente la pregunta: ¿Con que preocupación te fuiste a dormir ayer William? Llega la oportunidad de hacerla y surge un silencio importante (sigue grabando la máquina)…
"Ayer, responde, con ojos muy abiertos y mirada perdida, me fui a dormir con la preocupación Fernanda, de que no encontramos a mi hijo… (silencio)… Hace años mi hija murió por una sobredosis, después murió por lo mismo mi hijo menor… (silencio)… y ahora, el más grande lleva 15 días perdido y no sabemos nada de él… (silencio)… Saber que puede estar muerto es muy doloroso… (el silencio y las pausas eran cada vez más profundas, no se escuchaba la respiración de ninguno de los presentes)… no sé, continua, pero no aparece, esa es mi preocupación, Fernanda.
Pasmados todos, me voltean a ver para escuchar que digo… que contesto… como voy a continuar…
William, estás diciendo, ¿escuché bien? Que dos hijos han muerto por sobredosis de drogas y que no encuentran al más grande… ¿Dónde se guarda, en que parte del cuerpo se resiste ese sufrimiento?, ¿cómo? William, ¿qué estás diciendo?…
La entrevista fluye, continúa y llega a su fin pero se queda pegada para siempre y no sale de tu corazón nunca; entrevistas profundas de sufrimiento humano que te exigen reflexionar, pensar pronto ¿pero que hay que decir?, los silencios te capturan interiormente y te niegas y lo niegas pero es real, nada puede cambiar la historia de ese hombre, ni de ella, su esposa, su compañera…
Te sacude, te agarra por el cuello y no te suelta.
Hay un instante, frente a la pregunta de ¿Qué es la vida para ti William? Que responde: Fernanda, la vida es bella y hay que vivirla cómo nos toca… hoy tengo enorme ilusión de escribir. Ese sueño lo tuve desde niño y empecé a los 60 años, tarde, así que no quiero desperdiciar más…
Terminamos la grabación, me acerco para despedirnos con un abrazo y ahí, en ese abrazo, nos quedamos un largo rato, sin decir porqué ¿Qué hay que decir? ¡Nada! Se despide de todos, sale del estudio y al cerrar la puerta, Limonchelo, Alexa, Avith y yo ¡no pudimos articular palabra! Lloramos, ¿se dan cuenta de que se le han muerto dos hijos, no encuentra al tercero y cree que la vida es bella? Yo nunca, les dije, he sentido lo que sentí en esta entrevista. Tú sabes Avith, vives al lado de mí profesionalmente hace más de 11 años, hemos escuchado mucho ¿pero esto? Es indescriptible.
¿De qué mierda nos quejamos?, ¿cómo perdemos nuestro tiempo en pendejadas?, ¿el miedo a la verdad nos paraliza? ¡Y este hombre nos viene a compartir una historia desgarradora! Y tiene tanto amor por la vida…
Es tiempo de ser felices. No podemos quejarnos. Hay que mirar bien y ver lo que si hay, lo que sí somos, lo que tenemos y reflexionar sobre dónde nos tiene colocados la vida. Me parece que decir William es un ejemplo, eso es una mentada de madre, nadie debiera de ser un ejemplo tan contundentemente doloroso para aprender que la vida es una posibilidad única e irrepetible y que por estar ya ¡somos un milagro!
Después de reflexionar… A ver quién se atreve a arrojar la primera piedra y quejarse de algo. ¡A ver quién! Y ese alguien, aún lo tendría que pensar dos veces porque aún así… la vida es bella y no lo digo cómo cliché barato, al contrario, como la realidad que podemos encontrar, si deseamos, para cada uno.
-Fernanda Familiar-
Tomado de: fernanda-familiar.com
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No hay mucho que pueda agregar... Sólo decir: Gracias Fernanda porque aprendo tanto de ti cada vez que te escucho en el micrófono y sobre todo: por hacerme reflexionar.
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