Encuentro con Zaid en Sueños


28 de Octubre, 2019

Siempre me lo encuentro en sueños, pero hacía ya mucho tiempo que no.
En los días recientes ni siquiera había soñado nada (como consecuencia de llegar demasiado cansada a casa); pero hoy, después de las 4:00 am, luego de que forzosamente me tuve que levantar a darle comida a mi gato que estaba demasiado inquieto, él apareció.

Es un niño pequeño (como de unos 6 ó 7 años), pero su presencia siempre me atemoriza. A lo largo de los años, no recuerdo si lo plasmé aquí o en el diario inédito; pero de modo eventual aparecía entre esos lapsos en los que  yo no sabía si estaba entre dormida y despierta; pues era tan real la sensación de que la orilla de mi colchón se hundiera un poco como consecuencia de que él llegara y se sentara; o de que pasara de manera constante de un lago hacia otro de mi habitación.

Cada vez que eso sucedía, no me pregunten porqué, pero yo no me atrevía a mirarlo a la cara. Mucho menos a hablarle. Sí, sabía que era un niño, porque su ropa y su silueta lo evidenciaban así a lo que mi vista alcanzaba a captar de reojo; pero nunca sucedía nada más.

Durante el transcurso de los años, a pesar del temor, supongo que me acostumbré a sus visitas que durante semanas podían ser constantes, hasta que quizá él se aburría y volvía a esfumarse por largo tiempo.
Así por el estilo había sido el ciclo a través de los años, hasta que la madrugada de anoche regresó.

Supe que era él desde el instante mismo en que esa sensación de miedo se apoderó de mi cuando vi su cabeza asomarse a través del marco despostillado y reseco de la puerta que conecta las dos mitades de mi casa. Tal como las ocasiones anteriores, la apariencia de este lugar en el que he vivido durante toda mi vida era como lo fue hace más de 30 años; y la única diferencia ahora era que el encuentro no sucedió en mi habitación.

El niño llevaba puesto un gorro enorme de lana color negro. Como el mismo le cubría el rostro por completo, él le había hecho un par de orificios a la altura de los ojos y la nariz que le daban un aspecto todavía más atemorizante y grotesco; pero aún a pesar de eso, por primera vez en mucho tiempo me atreví a hablarle y pedirle que se mostrara para preguntarle por fin: ¿Qué necesitas de mi?

Fue sorprendente para mi descubrir que en el instante mismo en que le pedí eso, el niño se despojó del gorro que usaba como una especie de pasamontañas hechizo y dejó que lo viera por primera vez cara a cara.

Sí, era muy pálido y de cabello muy oscuro y cortito. En el color de su mirada, que era de un azul profundo y nostálgico, se podía apreciar que no era ya tan atemorizante como desde siempre yo lo había visto y percibido; y se trataba simplemente de un niño que había vivido en otro tiempo.

Lo siguiente que recuerdo es que se acercó y tomó un lugar en una de las sillas de lo que entonces fue la cocina de mi casa.
Yo estaba del otro lado, y mientras me revelaba que su nombre era Zaid, extendía sobre la mesa varias fotografías antiguas y maltrechas entre las que destacaba una más grande, donde él aparecía como parte de una familia numerosa en la que era uno de los hermanos de en medio.


Viendo la fotografía me dijo que sus padres habían emigrado a México desde algún país de Europa oriental y que ellos habían vivido en mi casa en 1923 (cosa que veo como imposible porque por esa época supongo yo que mi casa todavía ni siquiera estaba construida y esa zona era un simple terreno llano); pero Zaid aseguraba que sí y que su familia había muerto de frío durante una madrugada en que cayó una terrible helada invernal.

Yo quería preguntarle varias cosas, porque algo en mi interior me hacía sentir que él estaba bajo una profunda confusión; pero dejé que terminara de contarme su historia y cuando apenas iba a empezar a cuestionarlo, Zaíd me decía con una infinita tristeza en los ojos que "él no quería quedarse en la basura". Me repitió esa frase varias veces, yo ya no lo pude sacar de eso y en ese instante desperté.

Desconozco que habrá querido decir con eso, y tampoco estoy segura si todo eso no es más que algo que llevo tanto tiempo imaginando en sueños. Por otro lado, si era real y Zaid es un fantasma, pudiera ser que su última frase esté relacionada con las circunstancias antes de dejar este mundo y durante todos estos años lo único que ha querido hacer es pedir ayuda. 

Todo el día de hoy he estado pensando en eso, y a la par, orando por él, (más allá de si fue algo real o no).
Tras el sueño de hoy y luego de todos estos años de encontrarlo de manera intermitente en el mundo irreal; del miedo he pasado a la tristeza , por el hecho de que se trata de un niño y porque lo que si es tan real como ese sentimiento, es la cantidad de personas que se van de este plano terrenal en condiciones violentas o muy adversas, y eso les genera confusión.

Por eso quise escribir acerca de este sueño. Más allá de si alguien me juzga loca o me cree o no lo hace, para mi lo importante era dejar memoria escrita de este sueño y también porque siempre, y no nada más en estas fechas que se aproximan, debemos tener presente siempre orar por la memoria de quienes no han logrado descansar en paz. Ya sea porque se encuentran confundidos, atados a este plano por las cosas inconclusas que dejaron; los apegos de sus seres queridos que no los han dejado marcharse (y en cierta forma es como si los tuvieran atados); o simplemente porque su proceso de desencarnar fue tan rápido, que no se han percatado de que ya no pertenecen a este mundo.

No sé si Zaid esté bajo alguna de esas circunstancias, pero de corazón deseo que mi oración, sumada a la intención diaria de tantas otras personas que cada día hacen lo mismo, encienden una veladora o tienen un espacio para ellos con un pensamiento positivo, ayuden para que todos ellos encuentren pronto el camino de regreso hacia la luz.

Que así sea. 

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